Entretenida película policíaca puesta al servicio de un Keanu Reeves solvente como el reparto que le rodea (por ahí andan Hugh Laurie sin su doblaje en la serie pero igualmente haciendo de House -primer encuentro en un hospital- y Sucre, este sí, con su "mi hermano" tan habitual en Prison Break), incluyendo un Forest Whitaker que está en su línea.
La historia está llena de los típicos tópicos del género, aunque no por ello afecta a la hora de entretener. Tiene un buen ritmo y eso la salva. Porque si fuera por el guión, la cosa ya estaría vista en un montón de películas.
Ludlow (Reeves) es el brazo ejecutor de un grupo de policías controlado por el capitán Wander (Whitaker). El personaje de Reeves atormentado por la muerte de su mujer, bebiendo botellines de avión para pasar el día, cambia el lado de los malos por el de los buenos.
Algunas escenas de acción son destacables. Violentas y brutales, como debe ser en esta clase de películas.