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Voto de claquetabitacora:
7
Acción. Thriller. Intriga Jason Bourne pensaba que había dejado atrás su pasado dos años antes. Durante ese tiempo, atormentado por un pasado que no consigue recordar, Bourne y Marie se trasladan de una ciudad a otra, viviendo de manera anónima y clandestina. Tratan de huir de una amenaza que creen percibir en la mirada de cualquier extraño, en cada llamada telefónica "equivocada". Cuando un agente aparece por la tranquila villa en la que se alojan, la pareja ... [+]
27 de julio de 2016
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Seamos francos, nadie podía imaginarse ni por asomo que “El caso Bourne” (Doug Liman, 2002) acabaría convirtiéndose en un éxito de taquilla tan descomunal. Nadie estaba preparado para un producto de tal calibre. Era lógico, pues, que la secuela no se hiciese esperar. Dos años después, con el recuerdo de haber contemplado algo distinto (y adictivo), el correcto y eficaz Doug Liman fue substituido por el siempre efectista y drástico en su forma de dirigir Paul Greengrass. Si la primera entrega jugaba con la ambientación de los thrillers europeos de la década de los 70, “El mito de Bourne” va por los caminos del cine de espías más maduro, con un entramado más enrevesado pero con una acción mucho más adrenalítica y cargada de excesos, con la tan concurrida “cámara al hombro” que consigue darle ese enfoque más visceral, más vivo y mucho más realista aunque pueda ser tachada de mareante. En este caso se despoja a Bourne del romance original para ir solo contra todos dentro de un thriller de acción puro y duro. Acusado de un asesinato que no ha cometido se le obliga a volver de su anonimato para intentar lavar su nombre y a su vez intentar recuperar la memoria y así saber quién es en realidad.

A pesar de volverse a rodar en ciertos lugares de Europa como Berlín, Nápoles y Moscú para así seguir con el tono frío y serio de la primera parte también se rueda en la India para conseguir una ambientación más exótica. Con una trama un poco más confusa y haciéndola un poco más difícil de comprender, uno se da cuenta que el galimatías de ciertas partes del guión amplía y magnifica la parte oscura y sucia de los agentes letales que, al servicio de órdenes directas, no dudan en cometer asesinatos en nombre de un país. Para esta ocasión se cuenta con nuevos personajes como el caso de Joan Allen como la subdirectora de la CIA, Pamela Landy, quien intentará profundizar en el personaje de Bourne para descubrir que no todo es tan blanco o negro como lo pintan. Como suele suceder en este tipo de productos, Greengrass apuesta por un estilo y ritmo dinámico, confiriéndole una intensidad constante que se convierte en un ejercicio de estilo efectista y reconocible. En esta segunda parte el protagonista cuenta con un tono mucho más seco, serio y frío consiguiendo ser un personaje mucho más letal.

Lógicamente, una vez más, si por algo priman las tres primeras entregas de la saga es por contar con insuperables escenas de acción. Así como en la primera parte eran contundentes y elegantes aquí se prefiere contar con una puesta en escena mucho más seca, más brusca, más violenta y por ende mucho más adrenalítica. La colección de momentos son varios: el escape en Berlín entre las vías del tren donde Bourne intenta evitar a los agentes de policía, la persecución frenética por las calles de Moscú convertida en un tour de force bestial a pesar de que, por desgracia, no logre verse toda la conducción al contar con una cámara demasiado frenética al igual que la evasión entre las calles abarrotadas de la India. Todas estas escenas demuestran la artesanía de un director que enfoca la mirada en la acción física, drástica, sin recurrir a artificios ni a parafernalias típicas de Hollywood donde lo digital y los efectos computerizados priman por encima de los efectos artesanales. Tan sólo hay que ver la escena donde Bourne se defiende con una revista frente a otro de los agentes secretos para comprobar que estamos ante una película de acción a la antigua usanza y que demuestra que el cine de espías necesitaba un giro radical como éste, mucho más accesible pero a la vez mucho más físico en forma y fondo. Liman dejó las bases pero Greengrass lo llevó al siguiente nivel en cuanto a fisicidad pura.

- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
claquetabitacora
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