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Voto de claquetabitacora:
6
Thriller. Intriga Danny Ocean (Clooney), Tess (Roberts) y su banda vuelven a formar equipo. Esta vez el golpe será múltiple: tres espectaculares atracos en tres lugares diferentes, Roma, París y Ámsterdam. En Ámsterdam, el premio es un Rembrandt. Mientras tanto, el propietario del casino de Las Vegas Terry Benedict (García), a quien Ocean y su banda robaron en una ocasión, no ha renunciado a vengarse de ellos. (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2016
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Cuando uno empieza a contemplar la secuela de “Ocean’s eleven” (Steven Soderbergh, 2001) se da cuenta de que ésta no es una continuación al uso, para nada. Ya sólo la canción que sirve como apertura, “L’appuntamento”, con la melodiosa voz de Ornella Vanoni, demuestra que el director, ante el éxito (merecido) de la reunión de ladrones sofisticados, quería retomar la esencia de aquel encuentro pero darle en esta ocasión otro enfoque, otro tono, otra manera de tratar el tema. Tan sólo hay que darse cuenta que todo sucede en Europa y eso hace que la película juegue en otra liga. Soderbergh, como si se hubiese calado una boina francesa y anudado un pañuelo italiano al cuello, decide apostar por convertir su juguete en una rara avis donde lo que importa no es la forma sino el fondo. De fotografía totalmente melosa, casi bohemia, aquí el leitmotiv no se trata de robar por enriquecerse o vengarse sino de la lucha de egos entre ladrones, robar para demostrar quién es el mejor. El comienzo, con Andy García como Terry Benedict que aparece para recuperar lo que es suyo y que se crece con sus pocos momentos de gloria (bastón en mano como símbolo de poder y mando), es tan sólo la ficha de un dominó que oscila entre varias propuestas y una madeja de hilo que se embrolla, se estira y se encoge para dar como resultado un auténtico fuego de artificio elegante, de aroma y estilo europeo y al servicio de los personajes más bien que de las acciones.

Es interesante ver como el director de “Traffic” (2000) rueda este ejercicio de estilo rompedor llevando al límite al espectador que espera contemplar una película más de robos sofisticados y ladrones elegantes sólo que más ruidosa y con más cabriolas. Para nada. Aquí lo que se subraya es que los personajes están más definidos en cuanto a sus historias y no tan decididos en cuanto a sus acciones a pesar de irse por peteneras en más de una ocasión. Dejémoslo claro: Ocean’s twelve no es una película fácil, en ningún aspecto. Podría llegar a decirse que es hasta antipática en su propuesta. No sólo escatima en acción sino que encima decide centrarse en los diálogos, en ver cómo interactúan los roles para demostrar que el director se deleita con la historia, que no tiene prisa por hacerla avanzar, que se encuentra en todo momento complacido por tener reunidos a todos los integrantes de la anterior entrega y dejarlos que maceren sus vidas sin la necesidad de hacerlos estar danzando al son del reloj. Pero aún hay más. Como si de una novela de folletín se tratase aquí desviamos la atención para dejar, una vez más, que sea el personaje de Clooney un mero secundario a pesar de tener participación y dejar que sea el rol de Pitt el que capte la atención del objetivo. Sin ir más lejos su pasado formará parte del presente para comprender que su amor platónico, una bellísima Catherine Zeta-Jones, es alguien que acabará convirtiéndose en su perseguidora al ser una detective que no cesará en darle captura por ser un ladrón.

De guión distendido, que decide convertir cada trama en una muñeca Matrioska, está claro que a pesar de querer aparentar ser sofisticado deje un sabor agridulce por, precisamente, apartarse demasiado del tono eficaz y metódico de la primera parte. Aquí se acentúan demasiado los diálogos bucólicos, ensimismados, casi bufonescos en más de una ocasión que a pesar de seguir manteniendo la comedia sofisticada no acaba de encontrar su tono ni su camino. Aún así Soderbergh se guarda un as en la manga y así como no logra ser del todo acertado en su dirección sí que deja pie a que el guión de rienda suelta a la sofisticación de la elegancia en lo que antaño se conocía como los ladrones con buqué. En este caso tenemos la leyenda de LeMarc, el mejor ladrón del mundo (el cual no veremos jamás durante el metraje a escepción de cierto instante decisivo) y su aventajado ahijado, el Zorro Nocturno, cuyo nombre es Baron François Toulour, interpretado con soltura, elegancia y compostura por un entregado Vincent Cassel, quien se deleita con su rol en las pocas escenas que aparece en pantalla. Una vez LeMarc haga mención de que el mejor ladrón de todos los tiempos es Danny Ocean es cuando la trama tomará fuerza para convertir el metraje en una lucha de egos entre ambos personajes para conseguir y demostrar quién es realmente el mejor.

Dividida en varios pisos podríamos decir que esta nueva entrega sólo en los momentos donde están implícitos los mecanismos, la planificación, la y el escape es cuando la película logra levantar el vuelo aunque lo haga a trancas y barrancas. De ahí que la rocambolesca escena del robo en la casa del multimillonario mecenas, donde todo está predispuesto para ser un divertido embrollo, sea tan sólo un tentempié hasta llegar al instante más divertido y atractivo de todos: Vincent Cassel demostrando el dominio absoluto de la capoeira mientras danza con los lásers del museo al son del hipnótico y ecléctico “Thé à la Menthe” de La Caution. Podría decirse que esta escena es, a su manera, la que demuestra que Soderbergh prefiere jugar con la exposición escénica en vez de con los personajes pues aún siendo una película de roles preferimos quedar hipnotizados por los movimientos contorsionados de alguien que baila con el peligro en el ambiente. Sin embargo, por desgracia, toda la parafernalia referente a Julia Roberts, que aquí está más secundaria que nunca, en el instante donde debe hacerse pasar por ¡Julia Roberts! en uno de los momentos más surrealistas de la función y que a mi modo de verlo, por muy ocurrente que pueda resultar, es bastante patético pues la actriz se encuentra muy desdibujada, más aún al tener que compartir plano y escena con una hipnótica Catherine Zeta-Jones.

- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
claquetabitacora
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