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Animación. Fantástico. Aventuras. Drama
Una joven de 17 años llamada Suzume ayuda a un misterioso joven a cerrar las puertas de otro mundo, que están provocando desastres en todo Japón.
9 de junio de 2023
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay momentos definitorios siempre en la vida, que marcan un punto de inflexión en los personajes, que los conduce hacia la odisea que será clave en sus vidas, pero siempre deben cruzar un umbral de una puerta, de una gruta, etc. Esto va desde Dorothy hasta Chihiro, pero en este caso Suzume en su llamada a la aventura hay una fuerza que le impide cruzar ese umbral por unos momentos y es Tamaki, quien a lo largo de su viaje entenderá por qué la muchacha debe cruzar no solo el umbral que divide su casa del jardín sino el definitivo, aquel que marcará por siempre la vida de su sobrina. En ella reside el aura de los personajes que escribe Koreeda, de padres sustitutos, que son arrojados a una paternidad intempestiva, que sin desearlo el destino los pone en esa situación y deben entender su nuevo rol para así también entenderse a sí mismos, por eso en ella reside en un inicio la dicotomía de la juventud arrebatada y de la madre sobreprotectora, ella en su viaje comprenderá que el tiempo ha pasado, que su decisión en aquel momento de arrebato le permitió tener un futuro y que a veces el tiempo es cruel con todos pero aún reside un halito de esperanza que le permitirá sanar e ir en bicicleta con su sobrina en busca del destino de esta última.
Pero Suzume tras soltarse bruscamente del brazo de su tía cruza el umbral a la aventura de su vida, pero en esta aventura no solo es por toda la geografía del archipiélago japones sino también un viaje por varios tipos humanos, lo que la aleja de la visión exotista propia del panfleto turístico, pero entre todas estas personas que encuentra Suzume en su aventura encontramos a seres cabizbajos, que han aceptado con pesar el destino y que intentan levantarse de los recuerdos del pasado enmarcados en los sitios abandonados, que están así por culpa de los desastres del pasado, pero que al igual que Natsume de la reciente Drifting Home los recuerdos de algunos sobre aquellos lugares yermos desatan el hecho fantástico, el no poder olvidar, el aferrarse con fiereza a aquel pasado lleno de dicha a veces desata también el dolor del recuerdo por los que ya no están. Por eso Suzume ha sublimado casi todo lo que aconteció el día del maremoto y deberá abrir y cerrar nuevamente sus heridas y traumas hasta enfrentarse con el definitivo, pero antes de ella llegar a ese punto es tentada a dejarlo todo para encontrar su respuesta, lo cual casi la lleva a su propia muerte y a cruzar el umbral y no volver, ya que ella también deberá experimentar la necesidad de entender a la muerte no como algo superfluo sino como algo espiritual casi rechazando el nihilismo actual en pos de una doctrina más cercana al carpe diem.
En la película hay una especie de abandono continuo por la cuestión espiritual, casi no hay templos en la película como si lo había en otras obras de Shinkai, ya sea ocultos como en Weathering with You o basado gran parte de la trama como era el caso de Your Name, aquí los lugares más espirituales son aquellos donde se desata el hecho fantástico, pero son inaccesibles para casi todos, hasta en el hogar de la propia Suzume no hay un altar sintoísta donde se rinda homenaje a la madre, es ella al entrar al portal por segunda vez de adolescente quien deberá también recordar no solo el aspecto científico de los terremotos, reflejado en la alarma de su celular, sino también aquella cuestión mitológica-espiritual tan presente en la sociedad japonesa y que se ha perdido tras la industrialización y el centralismo, porque en los pueblos que ella va recorriendo la ingeniería y el capitalismo se van haciendo más presentes hasta llegar a la gran metrópoli donde sucederá la secuencia definitiva de la película.
Seguimos en la zona de spoilers
Para mas reseñas viste: https://oasisdelcine.wordpress.com/
Pero Suzume tras soltarse bruscamente del brazo de su tía cruza el umbral a la aventura de su vida, pero en esta aventura no solo es por toda la geografía del archipiélago japones sino también un viaje por varios tipos humanos, lo que la aleja de la visión exotista propia del panfleto turístico, pero entre todas estas personas que encuentra Suzume en su aventura encontramos a seres cabizbajos, que han aceptado con pesar el destino y que intentan levantarse de los recuerdos del pasado enmarcados en los sitios abandonados, que están así por culpa de los desastres del pasado, pero que al igual que Natsume de la reciente Drifting Home los recuerdos de algunos sobre aquellos lugares yermos desatan el hecho fantástico, el no poder olvidar, el aferrarse con fiereza a aquel pasado lleno de dicha a veces desata también el dolor del recuerdo por los que ya no están. Por eso Suzume ha sublimado casi todo lo que aconteció el día del maremoto y deberá abrir y cerrar nuevamente sus heridas y traumas hasta enfrentarse con el definitivo, pero antes de ella llegar a ese punto es tentada a dejarlo todo para encontrar su respuesta, lo cual casi la lleva a su propia muerte y a cruzar el umbral y no volver, ya que ella también deberá experimentar la necesidad de entender a la muerte no como algo superfluo sino como algo espiritual casi rechazando el nihilismo actual en pos de una doctrina más cercana al carpe diem.
En la película hay una especie de abandono continuo por la cuestión espiritual, casi no hay templos en la película como si lo había en otras obras de Shinkai, ya sea ocultos como en Weathering with You o basado gran parte de la trama como era el caso de Your Name, aquí los lugares más espirituales son aquellos donde se desata el hecho fantástico, pero son inaccesibles para casi todos, hasta en el hogar de la propia Suzume no hay un altar sintoísta donde se rinda homenaje a la madre, es ella al entrar al portal por segunda vez de adolescente quien deberá también recordar no solo el aspecto científico de los terremotos, reflejado en la alarma de su celular, sino también aquella cuestión mitológica-espiritual tan presente en la sociedad japonesa y que se ha perdido tras la industrialización y el centralismo, porque en los pueblos que ella va recorriendo la ingeniería y el capitalismo se van haciendo más presentes hasta llegar a la gran metrópoli donde sucederá la secuencia definitiva de la película.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los tokiotas se muestran anonadados ante la presencia de una chica que salta al vacío y flota, pero luego vuelven a la rutina del móvil, al mundo tecnológico, pero ignorantes de que ese sea quizá el ultimo atardecer que vean en sus vidas y es aquí donde Shinkai hace una secuencia magistral donde hace un alarde de entendimiento pleno de la puesta en escena, de manejo del ritmo con el montaje y de comprensión narrativa de la música, porque Radwimps y Jinnouchi hasta ese momento habían hecho que el tema de los terremotos sea presentado con voces naturales y al pasarlas al sintetizador hacen una declaración tan categórica como en su día lo hizo James Horner con Titanic, de que la ingeniería que ha sido fuente de dicha también puede atrapar a las voces y condenarlas a la muerte; en un caso con el barco que no podía hundirse y aquí con los titanes de acero que intentan tocar el cielo, por eso los únicos seres que pueden escapar y ver la calamidad que esta por acontecer son los más apegados a lo natural y lo demuestra el director con un inolvidable plano detalle del ojo de un cuervo, que alzará vuelo en unos momentos, solo Suzume y la familia de Souta son los humanos que pueden ver el tamaño del monstruo por también mantener esa cuestión espiritual en el caso de ella por el redescubrimiento de esa dimensión y en el caso de él gracias a conocimientos heredados por el linaje familiar
Tras la aparición de Serizawa y de que se ofrezca de chofer Shinkai explora otro tono, uno más cercano a la reciente Drive My Car, aunque las pistas ya se venían anunciando desde que Suzume se sube en su bicicleta roja al inicio de la película, luego con cada persona que le ofrece ayuda siempre lleva algo rojo en sí, porque la esencia de la película de Hamaguchi muy aparte del duelo y el análisis de la pérdida es también un viaje que indefectiblemente nos llevara al lugar de origen, al Génesis de todos nuestros problemas para poder así sanar, es ese auto rojo que tiene que recorrer las arterias de la nación para llegar a aquello que preferimos olvidar, a esa Hokkaido nevada en el caso de Misaki o a esa Tohoku desolada en el caso de Suzume donde ambas tienen que visitar a un fantasma, a la madre, y donde ambas hallaran su catarsis. Por otra parte, en ambas películas, el sonido cumple una función vital, en la primera con una Oto resucitada que dialoga con su esposo a través de las cintas de casete recitando a Chéjov y aquí con las canciones de, auto que declaman los conflictos de tía y sobrina de forma implícita, ambas siendo usadas no de forma aleatoria sino con un propósito narrativo mayor, la exploración de sus personajes.
También en esa llegada a Tohoku marca el encuentro con la puerta final, con aquella que cierra el desarrollo de su protagonista y que apunta a un desarrollo doble ya que está marcado por la presencia de la silla. Este es un objeto capital en la película y es tanto el punto de la interacción de Suzume con su madre como con Souta, ya que en ella debe apoyarse la protagonista para crecer, ya sea cuando tenia 4 patas y estaba viva o cuando tenga 3 y sea ella la que deba encontrar el perfecto equilibrio y quien la ayudara en eso es este muchacho, ya que ella también debe experimentar la inestabilidad amorosa de la adolescencia, donde las hormonas hacen tambalear a uno, por lo que la búsqueda de ese amor también será parte de esa búsqueda de esa estabilidad emocional y será gracias a ese amor la que permita sacar a Souta de ese destino trágico heredado de la tradición familiar, porque en esa decisión también esta una de las claves del director, la lucha constante contra lo ya establecido.
Por último, llegamos encuentro clave, que le da sentido a este viaje emocional y es el encuentro con si mismo, donde pasado y presente se hermanan para darle a esa huérfana un arma en la cual se tiene que valer por si misma en la vida, la silla con tres patas, y la joven Suzume la deja culminando su búsqueda de estabilidad y partir a un futuro dichoso,
Tras la aparición de Serizawa y de que se ofrezca de chofer Shinkai explora otro tono, uno más cercano a la reciente Drive My Car, aunque las pistas ya se venían anunciando desde que Suzume se sube en su bicicleta roja al inicio de la película, luego con cada persona que le ofrece ayuda siempre lleva algo rojo en sí, porque la esencia de la película de Hamaguchi muy aparte del duelo y el análisis de la pérdida es también un viaje que indefectiblemente nos llevara al lugar de origen, al Génesis de todos nuestros problemas para poder así sanar, es ese auto rojo que tiene que recorrer las arterias de la nación para llegar a aquello que preferimos olvidar, a esa Hokkaido nevada en el caso de Misaki o a esa Tohoku desolada en el caso de Suzume donde ambas tienen que visitar a un fantasma, a la madre, y donde ambas hallaran su catarsis. Por otra parte, en ambas películas, el sonido cumple una función vital, en la primera con una Oto resucitada que dialoga con su esposo a través de las cintas de casete recitando a Chéjov y aquí con las canciones de, auto que declaman los conflictos de tía y sobrina de forma implícita, ambas siendo usadas no de forma aleatoria sino con un propósito narrativo mayor, la exploración de sus personajes.
También en esa llegada a Tohoku marca el encuentro con la puerta final, con aquella que cierra el desarrollo de su protagonista y que apunta a un desarrollo doble ya que está marcado por la presencia de la silla. Este es un objeto capital en la película y es tanto el punto de la interacción de Suzume con su madre como con Souta, ya que en ella debe apoyarse la protagonista para crecer, ya sea cuando tenia 4 patas y estaba viva o cuando tenga 3 y sea ella la que deba encontrar el perfecto equilibrio y quien la ayudara en eso es este muchacho, ya que ella también debe experimentar la inestabilidad amorosa de la adolescencia, donde las hormonas hacen tambalear a uno, por lo que la búsqueda de ese amor también será parte de esa búsqueda de esa estabilidad emocional y será gracias a ese amor la que permita sacar a Souta de ese destino trágico heredado de la tradición familiar, porque en esa decisión también esta una de las claves del director, la lucha constante contra lo ya establecido.
Por último, llegamos encuentro clave, que le da sentido a este viaje emocional y es el encuentro con si mismo, donde pasado y presente se hermanan para darle a esa huérfana un arma en la cual se tiene que valer por si misma en la vida, la silla con tres patas, y la joven Suzume la deja culminando su búsqueda de estabilidad y partir a un futuro dichoso,