Sin ser una cinéfila destacada y mucho menos una experta, creo que el cine lleva unos años de capa caída. Hace tiempo que no siento la sensación de haber visto una película inolvidable, de esas que cuando acaban sabes que harán historia y serán recordadas durante décadas. Pero lo que es peor, el cine de estos últimos años cada vez me emociona menos. ¿Será que se aboga por propuestas más técnicas y menos sentimentales? No lo sé, pero ya estaba echando de menos una película emocionante de las de antes, de las que te tocan la fibra. Porque no está mal llorar de vez en cuando en el cine, sobre todo cuando esta emoción va respaldada por una historia seria, bien contada y bien tratada. Que tampoco se trate del típico dramón lacrimógeno sin más, vamos.

Por esto precisamente, Lion resultó una muy agradable sorpresa. La verdad es que la vi porque me interesaba la historia, pero sin demasiadas expectativas por mis habituales decepciones con el cine reciente. Y vaya si no me decepcionó. La historia, como muchos ya sabrán, es verídica, y trata de un niño indio que tras perderse en una estación de trenes es adoptado por una pareja australiana, y años más tarde intenta reencontrarse con su familia biológica.

La primera parte de la película (la que se desarrolla en India) es de matrícula de honor, de lo mejor que he visto recientemente. Es imposible despegar los ojos de la pantalla, las imágenes tienen muchísima fuerza. A pesar de la escasez de diálogos, te metes por completo en la historia y casi te puedes sentir un personaje más. Un diez. La segunda parte decae un poco, pero teniendo en cuenta que la primera parte es brillante, y además, en el final (lagrimones asegurados) remonta. En ningún momento se hace aburrida ni demasiado larga, como me ha pasado con varias de las películas más aclamadas últimamente. Es, en resumen, una película entretenida, emocionante de verdad, bien actuada y bien rodada (aunque tengo una pequeña pega que explico en el spoiler). Es más, creo que de no ser porque se parece bastante a Slumdog Millionaire (en la superficie, que no en el contenido) hubiéramos oído tanto Lion como La La Land. La recomiendo de verdad, sobre todo a los que les guste, como a mí, llorar de vez en cuando en el cine, y si merece la pena. Pero con películas como esta, os aseguro que la merece.