Segunda película de Amy Canaan Mann como directora, hija de uno de los realizadores más prestigiosos de nuestros días, Michael Mann, conocido por esa labor en films como Heat, Collateral y El Último Mohicano, aquí con la función de productor. Protagonizada por un reparto de nombres muy actuales como Sam Worthington, Jeffrey Dean Morgan, Jessica Chastain y Chloë Moretz, Texas Killing Fields es un drama con toques de suspense basado en una historia real escrita por un tal Don Ferrarone.

Historia de la investigación que llevan a cabo tres policías (Worthington, Morgan y Chastain) sobre una serie de asesinatos en serie cometidos en los campos de la ciudad de Texas, y la búsqueda del asesino y resolución por parte de éstos. Además, vemos la historia que surge entre el policía encarnado por Morgan y la maltratada hija de una prostituta (Moretz), que se verá involucrada en el caso en contra de su voluntad.

Somnolienta y letárgica película que por su realización podría pasar por una TV Movie de sobremesa, ha conseguido tener un paso fugaz por los cines de USA por la gente que integra el reparto y por el apellido de su directora, de la que hasta ahora solo se le conoce un trabajo relevante como firmante de un capítulo de Friday Night Lights, de la que esta Texas Killing Fields bebe bastante en cuanto a look visual y ambientación se refiere. Es esta ambientación y la buena recreación de los agobiantes pasajes de Texas lo mejor de un largometraje que hace aguas por los cuatro costados.

Película que pese a tratar los crímenes acontecidos por un psicópata resulta carente de suspense, llena de una serie de situaciones dramáticas mal resueltas y poco integradas con la trama principal (la poco desarrollada relación entre los personajes de Worthington y Chastain, el trato fraternal entre Morgan y Moretz), a lo que no ayuda la inserción de alguna subtrama más que solo desvía la atención principal del film, como la relacionada con el proxeneta de una de las víctimas y su relación con un criminal que nada tiene que ver con las fechorías del asesino principal.

Para finalizar, un reparto donde vemos una de las parejas de policías más insulsas que nos podría ofrecer el cine actual como es la formada por Sam Worthington (Avatar) y Jeffrey Dean Morgan (Watchmen), acompañados por una poco utilizada e irrelevante Jessica Chastain, una aburrida Chloë Moretz y un patético Stephen Graham.

Aburrida combinación entre cine de suspense y drama sin repercusión alguna entre los dos géneros, que si no es por contar con una serie de nombres conocidos podría engrosar fácilmente la estantería de cualquier videoclub sin que se le prestara atención alguna, que es exactamente todo aquello que merece.