La buena recepción cosechada por su película de debut, la mexicana Cronos (1993), hizo que el también mexicano Guillermo Del Toro pudiera dar el ansiado paso al cine americano. La oportunidad le llegó en 1997 con Mimic, una película que según el propio director no salió todo lo bien que esperaba debido a problemas con la productora, Miramax, que no le dejó hacer la película que él tenía en mente. El año pasado salió a la venta un 'director's cut' con 7 minutos más, ésta pareció complacer más al director de Hellboy y El Laberinto del Fauno. La que comento es la primera de ellas.

El reparto es por lo menos, ecléctico: la recién ganadora del Oscar (por Poderosa Afrodita), Mira Sorvino, el inglés Jeremy Northam (Gosford Park), el italiano Giancarlo Giannini (Casino Royale), Charles S. Dutton (Alien 3), F. Murray Abraham (Amadeus) y dos actores de actualidad relegados a papeles irrelevantes, Josh Brolin (No es País para Viejos, Men in Black 3) y Norman Reedus (The Walking Dead).

Nueva York. Una enfermedad provocada por las cucarachas que afecta a los niños hace que una entomóloga (Sorvino) creé una cucaracha alterada genéticamente que deja libre en las cloacas para que propague la cura entre sus iguales. Esas cucarachas, que en principio no debían durar más de seis meses, sobreviven, evolucionan y se convierten en seres de dos metros que conviven con nosotros... y se nos comen.

Mimic, basada en una relato corto de Donald A. Wollheim, parece el descarte de alguna secuela de Alien cambiando a los xenomorfos por cucarachas gigantes y el espacio por las cloacas de Nueva York. Empieza interesante, con la incipiente amenaza y la correspondiente investigación por parte de los protagonistas, y cuando éstos tienen que bajar a las alcantarillas para enfrentarse a los bichos sigue igual de interesante pero sin acabar de despegar. Mimic es una película algo letárgica.

Hay escenas de terror bien realizadas que no pasaran a la historia, y como cada producción de Guillermo Del Toro la ambientación, lúgubre y terrorífica, crea sensación de peligro en cada esquina. En cuanto a sus problemas de producción, se ven especialmente en un clímax atropellado que trata de hacer en los diez minutos finales lo que le ha faltado a la película en todo momento, arrancar.

Lo mejor: los títulos de crédito y la música de Graeme Revell en los mismos, el maquillaje, la ambientación...

Lo peor: los personajes son planos y Mira Sorvino queda lejos de ser una heroína creíble. Tampoco ayuda el personaje del niño autista, hijo de un zapatero (Giannini), que es secuestrado por las cucarachas. Posiblemente el único salvable es Charles S. Dutton, repitiendo el papel salvador que ya hizo en Alien 3.

Fracaso en taquilla y fracaso personal en la carrera de Del Toro, hoy vista Mimic es un sucedáneo de Alien aceptable, cuidado en aspectos técnicos y con aureola de culto tras los logros posteriores de su director.