La primera 'Venom' allá por 2018 fue un punto de partida del personaje que, para ser honestos, no es mucho mejor que la visión del personaje en 'Spider-Man 3'. A pesar de contar con uno de los actores más solicitados como es Tom Hardy, los guionistas debieron escribir el guion bajo sustancias nocivas o, directamente, es que son malos y salió lo que salió.

Como dice una frase: el hombre es es único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Así que aquí vamos otra vez.

Contar con Woody Harrelson como Cletus Kasady podría haber sido un impulso para que esta secuela consiga brillar como no hizo la cinta predecesora. El problema es que cuando se acepta que esto sea una comedia de superhéroes afecta a todo su entorno, Harrelson incluido. Y mira que por nivel del actor no será porque su currículum no es el de un actor mediocre.

Cuando se acepta que Venom esté en una comedia de superhéroes, afecta a uno de los elementos principales como es la historia, convirtiendo lo que pudo ser un gran anti-héroe en la unión simbiótica de dos personajes hostiables con uno de los grandes desafíos que era reconciliarse con su ex("ah, por cierto, pretendía ser sarcástico", como decía Homer Simpson). Las mentes pensantes debieron pensar que eso era el camino a seguir y se lo han dado a Kasady/Carnage también para la secuela. Además de rencillas entre Venom y Eddie Brock, que pinta tan prometedor como pillarse las partes nobles con la cremallera.

Así que por buenos efectos especiales que haya y por una aceptable banda sonora que adorne los acontecimientos, este camino ha nacido maldito desde el momento en el que se convierte a un personaje con grandísimo potencial en un hazmerreír. La conexión que se quiere dar con otra franquicia creo que será el único motivo por el que siga pasando por el aro.