'Resident Evil 3: Némesis' fue, y sigue siendo, un videojuego legendario que incluso habiendo pasado 20 años desde su lanzamiento aún sigue conservándose bastante bien con ese villano llamado Némesis que llamarlo "grano en el culo" es quedarse corto; es mítico el famoso susto de la comisaría que al sufrirla por primera vez, tuve que pausar el juego para recuperarme.

Pues bien, esta película que principalmente se inspira en ese juego escupe y tritura todo lo bueno de aquella.

Alexander Witt tiene un muy buen currículum cuando no es el director principal, pero está cerca de este como cámara o segunda unidad, con títulos como 'Black Rain', 'La caza del octubre rojo', 'Twister', 'Speed' o la mayoría de películas de 007 en la era de Daniel Craig. Como director principal ya es otra cosa. La primera vez que se atreve a saltar al ruedo sale una película que deja a su predecesora como un filme de Stanley Kubrick.

Y no es que 'Resident Evil 2: Apocalipsis' no sea entretenida, pues apenas mire el reloj. El fallo es que se toma demasiadas libertades con respecto al material de adaptación convirtiendo a personajes como Carlos Olivera o Jill Valentine en estereotipos del cine de acción de serie B, por no decir como han retratado a Némesis con maquillaje pésimo y dando un giro de 180º a como se comportaba en el videojuego, aquí no es ni la mitad de temible e intimidante. Por suerte tiene a Milla Jovovich que no es Meryl Streep, pero para este tipo de largometrajes está como pez en el agua.

No es difícil imaginarse la expectación de cuando se oye la palabra 'Némesis' al final de la primera entrega, pero de aquello a esto hay un bajón muy pronunciado.