Después de vencer el comunismo en el ring, Stallone se pone unas gafas de sol y un palillo de dientes y a pegar tiros. Desde luego, no es una película que tenga suficientes motivos para ser perdurable (su guión es más simple que el mecanismo de un chupete, donde todo se sustenta por clichés), pero cumple con lo mínimo, que es entretener. Además, está el personaje de 'Cobra', un personaje que, si bien tiene carisma y algunas escenas buenas, podría haber dado aún mucho más juego si se hubiera profundizado en esa psicología de policía al que la ley se la suda.

Con un material más pulido, y con más duración, yo pienso que estaríamos ante un largometraje bastante bueno.