Esta frase dicha por Gary Oldman en 'Dracula de Bram Stoker' viene al dedillo para definir parte de la trama de esta cinta, último largometraje del realizador Jacques Tourneur. 'La ciudad sumergida' supuso la despedida (en filmes, un año después dirigió un episodio de la serie 'T.H.E. Cat') del francés con el gran Vincent Price, que aquí no le dan un papel a su altura.

La historia es simple: secuestran a una dama, ergo, hay que rescatarla. Y es por eso que los protagonistas, David Tomlinson y Tab Hunter, irán en la búsqueda de la damisela en apuros y darán con una ciudad sumergida donde Price es el rey del mismo. Ya está, no hay matices, ni lecciones morales, ni siquiera un atisbo de humanidad en el antagonista. Solamente un viaje desde el punto A hasta el punto C, pasando por el punto B.

Podría haber destacado técnicamente con un poco más de medios; se ve que al realizador de 'Yo anduve con un zombie' (vista hoy mismo) trabajaba generalmente con presupuestos ajustados y mientras en la de los muertos vivientes se le sacaba provecho, aquí hay más secuencias para sacar jugo y muchas de ellas no han pasado la prueba del tiempo, mención especial para los trajes de los hombres-pez, cutres hasta para su época.

Quizás los más devotos de la serie B encuentren más virtudes que defectos en esta producción, incluso puede que la tengan como cinta de culto; lo que es un servidor no pasa la prueba del algodón, sus virtudes (pocas, historia con ritmo sin pausas innecesarias y algunos escenarios) opacan sus numerosos defectos.