Siendo un remake de "Las colinas tienen ojos", no aporta nada nuevo, más que el sitio que es muy curioso. Es un pueblo, Epecuén, situado junto a un lago salobre del mismo nombre, que, antes de quedar anegado durante casi veinte años, había sido una estación turística con balnearios. En 1985, a raíz de las terribles lluvias que azotaron Buenos Aires y la región de la Pampa, donde se halla el lago, que es parte de una serie de lagunas que recogen los desagües de Los Andes, dicho lago se desbordó y la ciudad desapareció. Ahora que las aguas ya casi han descendido al nivel anterior a 1985, se puede ver lo que quedó, tal y como aparece en la película.
La historia, los personajes, las escenas y los diálogos son tópicos a más no poder, pero entran dentro del género "slasher" y no son demasiado malos. Las interpretaciones son regulares y el último giro del guion es relativamente original y proporciona un final suficiente, dentro de su mediocridad.
Lo peor para mí, que disfruto a veces con este género analizando la solvencia de los responsables para resolver las escenas gore, es la torpeza del director de esta película, precisamente en esas escenas: no se entienden apenas; parece que están cortadas. Y no creo que sea un efecto estudiado, provocar esas elipsis brevísimas, sino más bien incompetencia profesional.