Lo maravilloso de la película es el cuidado con el que está confeccionado cada personaje, la relación entre ellos y entre su origen y su presente. Es increíble entender como Ewan solo puede ser tal y como es porque su padre es Plummer; gran Plummert, gran Ewan y gran Mélanie Laurent que aparece como una perfecta revolución.

Mike Mills muestra una realidad que en ocasiones se pierde en el mundo de la artificialidad y la conectividad. Los personajes no buscan seguridad ni formalidad, sino realidad: se miran, se inventan y saltan al vacío sin miedo a estrellarse a cada instante. Lo que consiguen es vivir y expresarse en torno a sus emociones, olvidando expectativas, ideas previas o miedos y confusión, para así, descubrir el mundo. Los momentos se viven con intensidad, los felices y alegres y los episodios más trágicos. Transmite sencillez, naturalidad y fuerza, debido a su alto contenido emocional. Una genialidad.

Los diálogos son sutiles y están muy cuidados; cada conversación, cada expresión, provoca un latido.

El trato que se hace de la vejez es exquisito al re-concebirla como un estado más de la vida, entendiendo la vida como posibilidad de vivir y la vejez, por tanto, como un estadio en el que no se precisa prudencia ni vergüenza, ni siquiera razón, la razón es algo muy subjetivo, solamente autoconocimiento conseguido mediante la experiencia y espontaneidad. Recuperando un diálogo de la película:

Empezó a decir que estaba mejorando…
- ¿Por qué dices que lo peor ya ha pasado? Tienes un cáncer en estadio 4.
- Bah, no es tan malo como parece.
- Papá, no existe el estadio 5.
- No quiere decir eso.
- ¿Y qué quiere decir?
- Quiere decir que ha pasado por otros tres estadios.

En el film, los personajes son constructores de sus vidas y exploradores del mundo, escapan de su zona de confort para encontrarse en nuevos escenarios en los que cuentan con nuevos personajes y viven nuevas experiencias, enfrentadas desde lo conocido, inevitablemente. Un baile vital.

Muestra un amor muy puro, tan sincero como trágicamente imperfecto, y es que, cuando es imposible, los enamorados, dos entes completos, continúan fallando.

En conclusión, la línea entre lo que significa "vida" y lo que significa “amor” es muy delgada, inexistente para los niños que se atreven a vivirla, a amarla.