La esclavitud es uno de los temas que más ha obsesionado a Steven Spielberg desde siempre, El color púrpura o Abraham Lincoln así lo atestiguan. Con Amistad trató de realizar la película definitiva sobre el asunto pero fracasó. La crítica la acogió con tibieza y el público le dio la espalda. Personalmente la considero una buena película pero está lejos de ser la obra maestra que podía haber sido.

No dudo de las buenas intenciones de su director, que consigue momentos de gran cine gracias a la enorme factura técnica del film y de su espectacular reparto, pero el resultado final es decepcionante. El guion adolece de rigor histórico y se muestra maniqueo al retratar a los americanos y los ingleses como los principales defensores de la abolición de la esclavitud. A la hora de reflejar la dignidad de los esclavos negros peca de inverosímil. El imponente Djimon Hounsou realiza un excelente trabajo pero su personaje y en general el del resto de sus compañeros no es creíble. (Spolier)

Lo que más me gustó fue el trabajo de Anthony Hopkins, perfectamente caracterizado para la ocasión como el hijo de uno de los fundadores de la patria americana John Addams, el parecido es más que razonable. Se trata de una de su mejores interpretaciones y obtuvo una nominación al oscar por ello.