Después del fracaso de crítica y público que supuso el remake de la Invasión de los ultracuerpos, Abel Ferrara volvió a producciones más humildes e independientes como ésta The Addiction, película filmada en 1994 pero estrenada en cines tres años después, al menos en nuestro país, en versión original y blanco y negro. Como es lógico fue un nuevo fracaso comercial pero con los años ha ido recobrando cierto interés puesto que el paso del tiempo no la ha tratado mal.

Se trata de una producción sobre el mundo de los vampiros contada desde una perspectiva original. Es una metáfora de la adicción a la sangre que tiene el vampiro en relación a la adicción a la droga que tiene la gente y al mismo tiempo la búsqueda de la redención en la religión. Sin embargo el guion falla a la hora de tratar de razonar y explicar el comportamiento adictivo del ser humano recurriendo al pensamiento de filósofos existencialistas. En este sentido resulta pretenciosa y dichas reflexiones demasiado estomagantes.

Es de esa clase de películas que te parecen mejores después de verlas que cuando las ves en el momento. Además cuenta con el aliciente del gran trabajo de sus protagonistas, en especial el de Lili Taylor, y su belleza morbosa e inquietante similar a la de Alanis Morissette, y el siempre correcto Christopher Walken en una breve pero intensa aparición. Los posteriormente famosos Michael Imperioli y Edie Falco aparecen también en pequeños papeles secundarios, al igual que la atractiva y talentosa Annabella Sciorra.