Aunque su punto de partida sea absurdo, la película funciona bastante bien gracias al logrado suspense y al buen hacer de su protagonista. También cuenta con otros alicientes, como la banda sonora del maestro Bernard Herrmann o el convincente diseño de la criatura en cuestión obra de otro maestro en su campo el mítico Rick Baker.

Se trata de uno de los primeros trabajos del casi siempre interesante Larry Cohen, icónico representante del cine de serie b, y que incluye una crítica social interesante (spoiler).

Cine de culto de bajo presupuesto pero mucho talento con un guion más sólido de lo que aparenta. Su relativo éxito comercial propició dos secuelas.