Meritoria secuela de una de las mejores cintas de terror de todos los tiempos, la insuperable La profecía. Esta segunda parte no está al nivel de su predecesora pero es bastante digna. Yo recuerdo que la vi de pequeño por la televisión y me acojonó lo suyo. Vista hoy en día ya no es para tanto pero aún así, sigue conservando su atractivo. Uno de los cuales es su emocionante banda sonora, obra de Jerry Goldsmith que también se ocupó de la primera y llegó a ser nominado al Oscar. Además La maldición de Damien incluye impactantes escenas de muertes con ese diabólico cuervo que cada que aparece sabes que algo malo va a pasar.

El argumento continúa donde quedó la primera parte cuando Damien es adoptado por sus tíos después de que su padre fuese abatido por la policía cuando trataba de asesinarlo. Ahora el hijo del diablo vive cómodamente con sus acaudalados tíos y junto a su primo ingresa en una academia militar. Poco a poco empieza a tomar consciencia de quien es gracias a la ayuda de un sargento instructor y uno de los hombres fuertes de la compañía de su tío. Mientras que todo el que descubre su identidad muere en extrañas circunstancias.

No es tan absorbente ni sorprende tanto como la primera pero atesora calidad suficiente como para considerarla notable. Y es mejor que la tercera entrega que se rodó tres años después con Sam Neill encarnando a Damien de adulto.