Hace tiempo escribí una pequeña crítica de esta película despachándola de malas maneras basándome en los recuerdos que tenía de ella cuando la vi en el cine en 2000. Sin embargo, recientemente la he vuelto a ver y he de reconocer que mi primera impresión fue equivocada. Tal vez porque cuando la vi no tenía el día, o se ofreció la posibilidad de ir a verla y sin ganas accedí. Y como rectificar es de sabios, diré que Gladiator es una película estupenda.

Una espectacular aventura de romanos que narra la historia de una venganza que nada tiene que ver con el argumento de Espartaco, aunque en ambas se hable de gladiadores y conspiraciones varias. Ambas películas son magníficas y se diferencian lo suficiente como para que a Gladiator no se le pueda reprochar nada.

Porque Gladiador es una magnífica actualización del cine de romanos hecha con un holgado presupuesto y eso se nota en todos los aspectos del filme. Me refiero a nivel de vestuario, decorados, sonido, efectos visuales (con la asombrosa reconstrucción del Coliseo), fotografía y la inolvidable banda sonora.

El director Ridley Scott recuperó el crédito perdido después de casi una década malgastando su talento en producciones que se estrellaron en la taquilla y que devaluaban su prestigio como director. Pero con Gladiator se congració de nuevo con crítica y público, logrando un gran éxito que además se llevó el Oscar de mejor película del año.

En cuanto al reparto, destacan por encima de todos, los nombres del oscarizado Russell Crowe y un fantástico Joaquín Phoenix que también fue nominado y que con su formidable interpretación consigue que sintamos verdadero asco por él. Los veteranos Richard Harris y Oliver Reed, que falleció en pleno rodaje y tuvo que ser "reconstruido" digitalmente para finalizar su papel, también tienen importantes roles secundarios cumpliendo dignamente con su cometido.

En suma, estamos ante un apabullante espectáculo repleto de luchas de gladiadores y batallas, cuyo única pega está en un guión algo fantasioso, que sin ser demasiado riguroso en el aspecto histórico, sí que resulta muy entretenido.