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Estados Unidos Estados Unidos · Nueva York
Voto de Harold Angel:
8
Drama Francia siglo XVIII. El Marqués de Sade pasa los diez últimos años de su vida en el asilo Charenton. Allí entabla amistad con el abate Coulmier, con el que comparte el afecto de Madeleine, la lavandera del asilo. Cuando Napoleón envía a un médico para que cure su presunta locura, el temperamento rebelde del marqués se agudiza todavía más. Obtuvo tres nominaciones a los Oscar, incluyendo el de mejor actor (Geoffrey Rush). (FILMAFFINITY)
14 de febrero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante plasmación de las aventuras del Marqués de Sade, en la que se narra la etapa final de su vida recluido en un manicomio, dirigido con mano de hierro por un temible doctor al que el mismísimo Napoleón encomienda la eliminación de la obscena literatura del Marqués. El mencionado doctor sustituye a un atormentado religioso que regía con eficacia el sanatorio mental pero que no era capaz de controlar al lascivo Marqués de Sade. A pesar de tener a todo el mundo en vilo con sus relatos que se venden como churros y de contrabando, se considera que tal literatura es de mal gusto y corrompe la moralidad de la sociedad. Como la mano izquierda no funciona con el paciente se imponen métodos más drásticos que llevan a nuestro protagonista a ingeniárselas para seguir escribiendo cuando los responsables del centro le retiran todos los utensilios para escribir.

Un guión lleno de ingenio y ocurrentes diálogos, acompañado de una acertada dirección y un plantel de actores de categoría, dan como resultado esta elegante película que trata con fina ironía y mucho sentido del humor el morboso tema de las perversiones sexuales de la mano de su más reconocido maestro, el Marqués de Sade. Con pequeñas dosis de sensualidad y erotismo y sin caer en la vulgaridad o el efectismo barato, Kaufman denuncia la doble moral de la hipócita sociedad francesa del siglo XVIII que en el tema del sexo no ha experimentado los efectos revolucionarios de 1789.

A parte de sus innegables aciertos técnicos, ahí están sus merecidas nominaciones al Oscar de mejor vestuario y diseño de producción, destacaría las interpretaciones de Geoffrey Rush, (también nominado) antes de consagrarse como una super estrella gracias al éxito de Piratas del Caribe. Joaquin Phoenix muy de moda en ese año debido a Gladiator. Michael Caine, que venía de ganar el Oscar por Las normas de la casa de la sidra. Y la prometedora Kate Winslet, que ya se había revelado como una de las mejores actrices del cine actual en gran medida por el espectacular éxito de Titanic.

En definitiva se trata de una película muy teatral de afilados diálogos y repleta de sarcasmo y sensualidad que a pesar de fracasar en taquilla consiguió importantes premios en distintos festivales internacionales convirtiéndola en un éxito al menos desde el punto de vista artístico.
Harold Angel
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