Las tres películas de Christopher Nolan sobre el personaje de Batman marcaron un éxito inédito e inauguraron una época dorada para los relatos de superhéroes.

Por Nicolás Bianchi

Así como hubo una época del western y otra del film noir, las primeras décadas del siglo XXI son la época de los relatos de superhéroes. Hoy en día esa ola parecería estar en declive, pero eso es otro tema. En los años 90, y antes también, hubo producción de películas de Superman y Batman. La serie del héroe de Ciudad Gótica con Michael Keaton detrás de la máscara (pronto a revivir en la próxima The Flash) y villanos como el Guasón de Jack Nicholson, el Pingüino de Danny de Vito y la Gatúbela de Michelle Pfeiffer quedaron en el recuerdo y son un buen antecedente. Pero las películas que continuaron esa saga tuvieron una repercusión (y una calidad) menguante.

En cambio, el Batman oscuro de Nolan inauguró una nueva época, un tono y un tipo de discurso. En este sentido, las tres películas tienen un importante contenido político y filosófico aunque no erudito, sin citas ni referencias muy reconocibles a la vista. De todas maneras, los personajes efectúan una reflexión sobre el tiempo que les toca vivir y el rol de la justicia y los justicieros. Esa discusión o ese contenido están indefectiblemente ligados a la posición de Estados Unidos después del atentado a las Torres Gemelas y las invasiones a Irak y Afganistán.

Todo comienza con Batman Begins en 2005, en la que Bruce Wayne (Christian Bale) inicia un camino para dejar atrás el trauma del asesinato de sus padres. Ese impulso lo lleva a una vida errante que, de manera azarosa, lo conecta con la Liga de las Sombras, una sociedad secreta de monjes, ninjas, asesinos y otros personajes más liderada por Ducard (Liam Neeson) y Ras Al Ghul (Ken Watanabe). El viaje de Bruce es uno de autodescubrimiento y, en él y en toda la película, se juega con la dualidad entre héroes y villanos. En términos de 2005, Batman Begins deja entrever que el enemigo puede estar dentro (de Ciudad Gótica, en este caso).

La apuesta sube de nivel en el capítulo dos de la saga, The Dark Knight, que seguramente sea la mejor película de superhéroes de todos los tiempos. En primer lugar la escena de presentación del Joker de Heath Ledger, a su vez el mejor villano posible, es un pequeño film en sí mismo. Este gran enemigo está caracterizado como un terrorista que pone en jaque tanto a Batman como a los mafiosos ordinarios de Ciudad Gótica. O sea, que altera a todo este universo de personajes.

En este film resulta clave el personaje de Harvey Dent, el fiscal de dos caras interpretado por Aaron Eckhart. En principio representa la solución legal y legítima a todos los problemas de seguridad de Ciudad Gótica. Pero llega un punto en el que a los terroristas como el Joker no es posible procesarlos según lo que indica la ley. Es más, resulta necesario quebrar las normas para dar con su paradero y hacer justicia por mano propia. En este planteo legal y de seguridad, la película tiene un par de escenas proféticas.

A propósito de esto, el sistema que inventa Lucius Fox (Morgan Freeman), empleado de Bruce Wayne, para espiar a todo aquel que usa un teléfono móvil está 10 años adelantado. Lo mismo sucede con la escena del Joker quemando una montaña de dinero después de la crisis de las hipotecas subprime, evento que dio paso a la realidad actual en la que las finanzas parecen destinadas a cambiar para siempre.

Por último, The Dark Knight Rises, la película que cierra la trilogía, parece proponer una reflexión histórica. En este caso, el villano Bane (Tom Hardy) realiza una suerte de revolución autoritaria en Ciudad Gótica, con tribunales sumarios, expropiación de riqueza y un férreo control de parte de un grupo parapolicial. Es la película menos sólida de la saga, con un desenlace algo forzado y caprichoso. De todas maneras, mantiene ese tono riguroso y serio que edificó el universo cinematográfico de DC. Las que siguieron a esta trilogía, entre las que se cuentan las de Zack Snyder, nunca lograron esta calidad narrativa y cinematográfica. Pero, incluso a día de hoy, continúan siendo un negocio rentable.

Cuando el cine de superhéroes pase a la historia y su época encuentre un cierre, la trilogía de Nolan será recordada como uno de sus puntos más altos.

Las tres películas están disponibles en HBO Max. Contacto: [email protected]