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Voto de Nonomo:
8
7,8
8.112
Documental
Tras el golpe de estado militar de 1965, el general Suharto ocupó el poder en Indonesia. A continuación llegó el genocidio: miles de comunistas, reales o presuntos, fueron asesinados por los escuadrones de la muerte indonesios. Unas décadas después, se les pide a dos de los más sanguinarios mercenarios de la época -ellos se hacían llamar "gángsters"-, Anwar Congo y Herman Koto, que participen en una película en la que recreen los ... [+]
4 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil describir este documental (o simulacro de película), sólo decir que logra sencillez donde todo el mundo vería actos terribles, y precisamente por eso consigue iluminar la zona oscura de los protagonistas, y lo hace de un modo tan humano que resulta cercano, inquietante, porque en el fondo es tan fácil su historia, y tan lógica (desde su punto de vista), que muchos podrían hacerlo llegado el caso.
Retrata personas, no monstruos, y eso es lo más terrorífico.
Leí una persona que recomendaba verla porque era de los documentales que debes ver una vez en tu vida, pero que no vas a volver a ver nunca más, y estoy totalmente de acuerdo. En el fondo lo más terrible es que empezamos viendo a través de un cristal una historia, pero al final ese cristal es también un espejo donde no queremos estar reflejados.
Retrata personas, no monstruos, y eso es lo más terrorífico.
Leí una persona que recomendaba verla porque era de los documentales que debes ver una vez en tu vida, pero que no vas a volver a ver nunca más, y estoy totalmente de acuerdo. En el fondo lo más terrible es que empezamos viendo a través de un cristal una historia, pero al final ese cristal es también un espejo donde no queremos estar reflejados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Uno de los momentos más inquietantes es cuando el periodista que trabajaba en las oficinas donde torturaban les dijo que él no se enteró de nada, que no sabía nada, y los asesinos le decían que ellos no disimulaban ni se escondían, que tenía que haberse dado cuenta, que estaba mintiendo. La cara del periodista cambió del disimulo a la preocupación del que ha mirado para otro lado mientras era evidente lo que estaba pasando.
Estos actos terribles se crean poco a poco, le echamos la culpa al asesino, pero a su lado está el que justifica ideológicamente esa muerte, el que se aprovecha de esa muerte y el que mira para otro lado. En el fondo, casi todos forman parte del genocidio, y eso es lo terrorífico, que la línea entre el bien y el mal no está nada clara.
Estos actos terribles se crean poco a poco, le echamos la culpa al asesino, pero a su lado está el que justifica ideológicamente esa muerte, el que se aprovecha de esa muerte y el que mira para otro lado. En el fondo, casi todos forman parte del genocidio, y eso es lo terrorífico, que la línea entre el bien y el mal no está nada clara.