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España España · Madrid
Voto de astinus:
8
Drama Anthony (Anthony Hopkins), un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que ... [+]
30 de agosto de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paradójicamente aún no había, al menos que yo conozca, una peli sobre el tema, siendo como es una de las epidemias de occidente. La mitad de los abuelos que conocí vivos perdió un poco la cabeza, bien sea por demencia o por alhzeimer, para algunos fue un periodo breve, para otros un proceso de años. Si hiciese un sondeo en mi entorno los resultados serían parecidos.

Tiene un punto de ternura la vuelta a niños de octogenarios: berrinches pueriles, fantasías con vidas que nunca fueron, pérdida total del sentido del ridículo o sollozos demandantes de cariño. Tienes que ser muy pedrusco si no te conmueves.
Nadie como un niño, aunque sea adulto, para mostrar un repertorio emocional completo en un corto espacio. Y esto a Anthony Hopkins le viene como anillo al dedo. El papel estaba ineludiblemente destinado al Oscar.
La pena es que aquí no se trata de una personita cuya previsible evolución es esperanzadora. La autopercepción de que empiezan a olvidar les resulta desgarradora y lo reflejan muy bien en la película. Se me ocurren muy pocas cosas más duras, que saber que te vas a olvidar incluso de quienes has querido, que pensar que te vas a convertir en una carga para quienes te quieren. Mucho mayor prueba de falibilidad que la posibilidad de morir, en mi opinión.
La peli toca también el papel de los familiares cercanos y el de otros "cercanos" pero que no los quieren como sus familiares. El papel de Olivia Colman y la gestión emocional de su relación con terceros y con su propio padre es excelente.
No sé valorar qué grado de realismo tienen algunas de las fantasías, cuyo propósito es que tu te sientas tan perdido como su protagonista (lo cual ha sido muy loado por la crítica y, aunque a mi reconozco que no me pusieron en el mismo estadio de desconcierto, me parece francamente meritorio por original), probablemente las hayan forzado como recursos artísticos pero resulta curioso.

Abstenerse quienes hayan vivido un caso así recientemente. Yo no paré de acordarme de mi abuela favorita. Todavía recuerdo como nos pusimos de acuerdo para enseñarla a jugar al "Brain training" en la Nintendo Ds con la esperanza de retrasarlo al máximo.
astinus
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