Otra de atracos y robos, de estafas, de tramposos que se hacen querer por quizá su carisma o su saber estar. Y eso es lo que salva a Will Smith dentro de esta película ramplona y con pocos artificios. Porque Margot Robbie luce como acompañante llamativa, el contraste interracial que se pone de manifiesto en los últimos minutos de la historia, cuando los fuegos artificiales del final anuncian que la explicación no es suficiente.

Y es que "Focus" nos narra una historia coja. Empieza como un torbellino con una clase magistral de carteristas para empezar a desinflarse como un globo herido. De buenas a primeras, lo que pretendía ser un golpe maestro del guion torna en una escapatoria sin sentido a la segunda mitad de la película, que transcurre tres años después sin explicarnos, ni por asomo, el abandono espontáneo a la que se ve sometido la guapa actriz rubia. Buenos Aires es lo mejor de este segundo asalto, una fotografía que nos muestra la hermosa ciudad de día y de noche, que callejea sin trampas por las arterias de un decorado bastante agradecido. Lo mejor es que nos quedemos con eso, las imágenes. Lo demás, puro artificio barato y giros de relleno, donde nada es lo que parece pero que poco importa.

Will, ay Will...