Muchas personas se gastan el dinero para ir a ver a sus jugadores dándolo todo en el campo de fútbol cuando es hora de celebrar un clásico, como el clásico de todos el FC Barcelona VS Real Madrid. En mi caso, disfruto mucho de películas clásicas que para mí no han envejecido todavía y aún después de mucho años logran ponerme los pelos de punta, esta película es una de ellas.
Hablamos de un clásico mítico, mucho antes de AlienVSPredator o FreddyVSJason, cuando los monstruos eran personas disfrazadas y sus ataques más fuertes se basaban en patadas voladoras y cabezazos en el pecho.
Al principio tengo que admitir que mis expectativas eran bajas, me esperaba algo parecido al Rey de los Monstruos o como la isla calavera, pero sorprendentemente ha superado en todos los aspectos, han sabido evolucionar y mejorar el potencial que tenían las anteriores entregas y plasmarlas al actual.
Cualquiera que haya visto las anteriores, conoce los bandos que ya se dieron a conocer en anteriores entregas, y que está película aunque siento que podría haberse trabajado más en los personajes humanos con un poco más de profundidad, se ha equilibrado muy bien los minutos y los tiempos en los que el público pueda disfrutar de lo que todos queremos ver a la gran pantalla, la pelea de titanes más bestia!.
Presenciamos a simple vista el King Kong más adulto hasta la fecha, más fuerte y mas duro. Por primera vez vemos como un titán es algo más que simple instintos o acciones forzosas, sobretodo con Godzilla que sorprendentemente tiene una actitud completamente distinta a la que conocemos.
La pelea es mil veces más intensa que cualquiera que hayamos visto hasta ahora y lo mejor de todo es que prácticamente no hay el típico giro de los acontecimientos donde los humanos intervienen para favorecer a uno de los peleadores, está película no acepta esas acciones, quiere hacerte ver quién es el más fuerte, y lo visualizan a la perfección.
Os invito a verla y que disfrutéis de una película donde claramente entendemos que se trata de dos titanes del cine dándose mamporros hasta que caiga uno, y ninguno de los dos se permitirá la derrota.