Una de las mejores películas de todos los tiempos. En una época en la que la originalidad brilla por su ausencia en el septimo arte, surge de la nada esta excepcional historia narrada desde el punto de vista de uno de los protagonistas. El hilo argumental no sigue un orden puramente cronológico, juega en ocasiones con el tiempo para explicar pequeños detalles, trocitos de la vida en la "fabela" o "ciudad de dios", pero de una forma muy sutil que permite al espectador continuar la trama sin exigirle demasiada atención. Las imagenes poseen mucho contraste, lo que da a la fotografía una clara sensación de calor húmedo y que a su vez transmite esa sensación tan habitual en Río de Janeiro. Además están rodadas con un brillante dinamismo o en ocasiones con planos fijos de cámara que permiten demostrar al actor y a la dirección un muy alto nivel de interpretación y de dirección respectivamente.
Desde luego que estamos ante una de las mayores sorpresas cinematográficas de la historia.
Recomendadísima.