Entretenido batiburrilo de apariencia deslumbrante que mezcla algunas de las constantes en las pelis de romanos: locura imperial, conspiraciones políticas, un poquito de cristianismo, luchas de gladiadores y alguna que otra fiera. Para completar el panorama, que si una historia trágica, que si un amor imposible –también algo de incesto-, que si una venganza. En medio de todo, Russell Crowe dando mandobles, Joaquin Phoenix maquinando maldades y Connie Nielsen sufriendo mal de amores. Un pelín larga y con momentos New Age totalmente prescindibles. No es lo mejor de Scott, precisamente, pero se aguanta.