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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
8
Thriller. Drama Nueva York, 1968. Frank Lucas (Denzel Washington) es el taciturno chófer de un importante mafioso negro de Harlem. Cuando su jefe muere inesperadamente, Frank aprovecha la oportunidad para construir su propio imperio. Gracias a su talento, se convierte no sólo en el principal narcotraficante de la ciudad, inundando las calles con productos de mejor calidad y precio, sino también en un hombre público muy respetado. Richie Roberts ... [+]
28 de enero de 2008
53 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen hombres inteligentes y hombres estúpidos; valientes y cobardes; fuertes y débiles; buenos y malos... Existen hombres con principios y hombres sin principios. “American gangster” es la historia de dos hombres con principios. Una historia de perseverancia, de pundonor, de valor. Frank Lucas (Denzel Washington) y Richie Roberts (Russell Crowe) son dos almas gemelas, dos impetuosos temperamentos que, desde sendos costados de la ley, conducirán sus pasos en paralelo hacia objetivos paradójicamente antagónicos.

Ridley Scott renace de sus cenizas tras casi tres décadas de producciones mediocres desplegando un impresionante fresco setentero que reconstruye los preámbulos del tráfico de heroína a gran escala desde el mismo corazón de Harlem hasta la frondosa jungla tailandesa. Podríamos hablar largo y tendido de los mecanismos de funcionamiento de la mafia afroamericana, de su vinculación con la tradicional mafia italiana, de la corrupción policial, de los canales de distribución de la heroína, de las “Blue Magic”, de los medios de comunicación, de cómo afectó en todo ello el fin de la guerra de Vietnam... pero no me apetece. Preferiría incidir nuevamente en la fascinante personalidad de Lucas. En cómo el abnegado chófer de un respetable capo afroamericano se convirtió en poco tiempo en el mayor y más poderoso narcotraficante norteamericano de principios de los setenta. En cómo sus estrictos métodos de trabajo y su ordenado y -hasta cierto punto- sobrio ritmo de vida se fue al carajo por un puñetero abrigo de chinchilla. Un desliz imperdonable.

Lucas fue un narcotraficante implacable, sanguinario, cruel. Pero sus actos nunca fueron arbitrarios. Tenía método. Tenía principios. ¿Es posible admirar a semejante hijo de puta?. Probablemente Scott y Washington hagan todo lo posible para que cualquier espectador medio como yo experimente dicho sentimiento. Aunque probablemente todo se deba a que yo también soy un hombre con principios. Vaya, eso creo. Empatía pura y dura.

No quisiera terminar pasando por alto uno de los ingredientes que, con mayor determinación, me apremió a ver esta peli: su tremenda banda sonora. Todo amante de la música negra, del blaxplotation y de la música setentera en general, disfrutará como un poseso durante sus casi dos horas y media de metraje, pero permitidme recomendaros un momento, una secuencia concreta. Cuando la cuadrilla de Lucas se afana contando y apilando cientos de fajos de billetes mientras la voz arenosa de Bobby Womack empieza a desgranar su “Across the 110th street” el efecto resultante es simple y llanamente brutal. Un pasote.
Taylor
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