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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Comedia. Ciencia ficción Unos extraterrestres malinterpretan las imágenes de las máquinas recreativas como una declaración de guerra y deciden atacar la Tierra, empleando dichos juegos como modelos para el asalto. El presidente de Estados Unidos, Will Cooper (Kevin James), recurre entonces a su gran amigo de la infancia y campeón de las maquinitas de los años 80, Sam Brenner (Adam Sandler), quien actualmente trabaja como instalador de sistemas de home cinema, ... [+]
27 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya algunos años que Adam Sandler dejó de hacer cine en serio, interpretando papeles en dramas o comedias, pero en serio, para interpretarse a sí mismo en películas que van de él como padre molón, esposo guay o colega enrollado. Sin criterio, sin estructura y muchas veces sin guion aparente, el plan de rodaje parece improvisar escenas alrededor de su figura con un único axioma: él, Sandler, tiene que quedar bien y por encima de todos, diciendo la frase más graciosa, soltando el zasca más mordaz, ganando a los demás en cualquier clase de competición o enamorando a la chica más pinturera del elenco. Así que ver juntos en el reparto de esta “Pixels” a Kevin James y al susodicho induce a pensar que la película va a ser otra reunión de Adam con colegas - generalmente con una carrera artística igual de estancada que la suya - para hacer cuñadeces delante de la cámara y venderlo como una comedia familiar.

Y probablemente ese hubiera terminado siendo el destino de “Pixels” de no ser porque a los mandos estaba Chris Columbus que, con su talento y experiencia en sacar todo el partido a películas de sesgo infantil plagadas de efectos especiales, consigue dotar a la película de sustancia y evitar que el estilo Sandler se adueñe de la película para acabar siendo una sucesión de chascarrillos de bar de pueblo a las seis de la tarde. Inteligentemente, separa a Sandler del rebaño de modo que, salvo contadas excepciones, nunca coincida en pantalla con más de uno de sus colegas a la vez, lo que le obliga de alguna manera a centrarse en el papel en lugar de a liderar la manada. Así, diluido el efecto Sandler, Columbus puede poner el foco en la auténtica protagonista de la película: la nostalgia por los videojuegos de los años 80.

Así, “Pixels” termina siendo una película normal con una muy buena factura técnica, quizás inferior a la otras superproducciones, pero muy por encima de producciones de calibre similar. La buena realización y el elegante, moderado y acertado uso de los efectos especiales convierten a “Pixels” en una obra dirigida a niños, que probablemente no entiendan los guiños a los míticos juegos de Spectrum o Amstrad pero disfrutaran con las cosas que pasan en pantalla, y a personas nacidas en los 60/70/80 que gozaron en su infancia de arcaicos juegos que tardaban horas en cargarse desde la cinta, apenas tenían sonidos básicos y gráficos de resolución mínima, pero proporcionaban horas y horas de diversión. “Pixels” conecta con esas personas y establece un vínculo de complicidad con el espectador, homenajeando personajes y videojuegos históricos… y a los críos que jugaban a ellos ante la mirada extrañada de amigos y familiares que no entendían qué hacían moviendo unas extrañas figuras (casi nadie sabía entonces lo que era un ‘pixel’ de un lado a otro de la pantalla).

En general combina bien la parte cómica, necesaria para hacer pasar una historia alocada y poco digerible, con la parte nostálgica, utilizando los efectos especiales como pegamento, como nexo de unión, para una película agradable y familiar que deja buenas sensaciones y hace pasar un buen rato.
OsitoF
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