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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
2
Acción. Aventuras Después de separarse de Joker, Harley Quinn y otras tres heroínas (Canario Negro, Cazadora y Renée Montoya) unen sus fuerzas para salvar a una niña (Cassandra Cain) del malvado rey del crimen Máscara Negra. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuesta encontrar el punto en el que DC entró en esa espiral de decadencia autodestructiva en la que está inmersa y que le ha llevado a jugárselo todo a una carta, el reseteo de la saga que ha iniciado James Gunn, que lo mismo lo peta (es perfectamente capaz) como que pone el último clavo en el ataud (también es perfectamente capaz). Dejando a un lado la saturación de un mercado que, hace quince años, acudía en masa a cualquier estreno de Marvel (así fuese un hipotético Hipopótamo-man) y hoy recela (con motivos) de la última de Thor o Guardianes de la Galaxia, yo creo que DC nació con un poco de mala sombra. Con muchas dudas acerca de los enfoques y premisas de Snyder y de decisiones como la de Ben Affleck como Batman, pero afianzó la marca con Gal Gadot y Jason Momoa en lo que parecía un universo lleno de posibilidades, especialmente por haber logrado una identidad propia frente al colorido estrafalario (y algo repetitivo) de Marvel contra el que siempre se establecían odiosas e injustas comparaciones que se llevaron por delante alguna entrega decente como la del primer Escuadrón Suicida.

Luego llegó el tema de la Liga de la Justicia y los conocidos problemas externos que hicieron de la entrega remasterizada de Joss Whendon, aun siendo una notable película, se llevara una manta de hostias, muchas de ellas inmerecidas y fruto del haterismo mal entendido entre seguidores de Marvel y DC. Después de tanto trabajo, volvían las dudas y el tiro en el pie que resultó ser la secuela de Wonder Woman (“Wonder Woman: 1984”) no hizo más que acrecentarlas, con este engendro que “Aves de Presa” del que ahora hablaremos, echando más mierda sobre un UDC que, desde entonces, ha seguido una trayectoria decadente fruto de mala suerte o no saber conectar buenos productos con la audiencia (“Black Adam” o “Flash”), falta de rumbo apostando por la saga “Shazam” como eje del UDC a ver si sonaba la flauta y malas decisiones como trufar las producciones de wokismo y perspectivas más infantiloides. La solución de fichar a un único tío (que realmente son dos trabajando como una única mente, aunque Gunn acapara todos los focos) que maneje todo el cotarro parece razonable aunque puede que llegue tarde… y lo de demoler todo lo construido y ningunear los éxitos (que los hubo) de la etapa Snyder me suena a una prepotencia de la que ya hablaremos en su momento.

Lo único bueno que puedo decir de “Aves de presa” es que me la esperaba mucho peor. había escuchado cosas tremendas y que alcanzaba cotas insospechadas de wokismo pero, la verdad, es que yo la he encontrado simplemente mala. Realmente, ni siquiera me ha parecido woke porque, a mi entender, cabe hablar de wokismo cuando la inclusión de ideología o perspectivas identitarias estropea el producto y, siendo realistas, “Aves de presa” es un producto (malo) abiertamente identitario, un producto de chicas guerreras que apuesta por el sexappeal de Margot Robbie para triunfar entre el público masculino y por ver a unas tías repartiendo cera a machirulos estrafalarios para atraer el público femenino. Lo que se dice un plan sin fisuras… salvo por el hecho de que, salvo excepciones, el público masculino espera algo más que ver a Robbie con poca ropa y el femenino algo más que repetitivas peleas amañadas.

“Aves de presa” se hace eterna. De entrada, el personaje de Harley Quinn que tuvo una considerable (y merecida) repercusión en “Escuadrón Suicida” no tiene consistencia como para sostener casi dos horas de película. Puede ser una buena co-villana en una peli de Batman o una componente interesante de un grupo más amplio si está bien acompañada, pero no tiene superpoderes ni capacidades interesantes que la hagan atractiva como para aguantar mucho rato el foco en ella. Aquí la rodean de otras cinco chicas unidas por el victimismo fácil y por compartir experiencias de mansplaining o de hombres que se apropiaron del mérito por un trabajo que habían hecho ellas. Todas ellas saben pelear estupendamente porque sí, por su papo, así que cada dos por tres se ven inmersas en aburridas peleas con coreografías del Batman de la serie de los años cincuenta (Kapow!, Plaf!, Bing!) contra descerebrados hipermusculados.

Y poco más. La escritura de los personajes es en el mejor caso supercicil, por no decir directamente improvisada. Ellas son estereotipos que se regodean en el victimismo autocompasivo y ellos son unos zumbados random (Ewan MacGregor no va a vivir lo suficiente para arrepentirse para haber aceptado en uno de los peores papeles de su carrera) de los que desconocemos sus habilidades o sus motivaciones. Hay quien dice que les mueve la misoginia y encajaría perfectamente en una película que no tiene sentido alguno, pero yo no lo he podido detectar explícitamente. Si no fuera por cierto exceso de sangre ocasional y la cosa se hubiese limitado a los abundantes porrazos podríamos estar hablando de que DC ha sacado una línea de superhéroes infantiles: chistes malos, chistes muy malos, montajes a base de flashbacks en bucle y peleas cutres a mamporrazo limpio.

No hay por donde cogerla. Llevadera en los momentos aburridos, cuando no pasa nada, y ridícula cuando quiere proponer un sketch o mandar un mensaje. Una metáfora de la situación actual de DC.
OsitoF
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