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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
2
Comedia Un grupo de estrafalarios pasajeros viaja de Madrid a Ciudad de México en un avión cuya tripulación es absolutamente esperpéntica. Durante el vuelo, una grave avería hace que los pasajeros de clase business, al verse inevitablemente al borde de la muerte, se sientan inclinados a revelar los asuntos más íntimos de su vida. Todo ello desembocará en una comedia caótica y disparatada. (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo malo de tener un conocimiento cinematográfico que no más allá de ser capaz de valorar si me ha compensado o no pagar una entrada es que muchas veces echo la culpa del fracaso de una película o le atribuyo el mérito de su éxito al responsable equivocado. Por ejemplo, puede que esté diciendo que el guion es una mierda cuando realmente es el director no ha sido capaz de plasmarlo en pantalla; o que la dirección me haya parecido firme cuando el que ha salvado la película es el jefe de fotografía. Por eso, lo bueno de hacer críticas de Almodóvar es que con él no tengo ese problema. El hombre se encarga de todo lo relacionado con sus obras, producción, guion, dirección, montaje, fotografía, música, sonido… en definitiva TODO, así que si digo que acierta o se equivoca con tal o cual concepto no puedo equivocarme.

También es cierto que equivocarse con un truño como esta “Los amantes pasajeros” es muy complicado, porque no hay por donde cogerla. De hecho, no es fácil catalogarla como película, porque una película intentaría contar algo, expresar algo, entretener a un público, cosa que, a todas luces, no es el caso. “Los amantes pasajeros” es más una terapia de autoafirmación, un golpe en la mesa de Almodóvar en esa época en la que andaba a malas con la Academia Española del Cine que no le daban a cada una de sus películas los Goyas que él pensaba que merecía, sino sólo de vez en cuando. Primero se marcó un autohomenaje con “Los abrazos rotos” para narrar lo duro que es ser una estrella de la dirección a la que no valoran lo suficiente y, en vista de que la crítica no reaccionaba y le seguía dando Goyas a Bayona o a Amenábar, subió decidió subir la apuesta.

Lo más significativo es que “Los amantes pasajeros” no tiene argumento. O por lo menos nadie se lo ha encontrado salvo el propio Pedro y cuatro incondicionales a sueldo de una línea editorial. Aquí hay que señalar que es de las películas peor acogidas por una crítica profesional que, al valorar a Almodóvar, suele escribir sus reseñas con plantillas elogiosas y que, en esta ocasión, tuvieron el valor de contar que el rey estaba desunudo. Como decía no hay argumento, estamos ante lo que se podría considerar una performance de dos horas con un avión que no puede aterrizar por problemas técnicos y, en su interior, los pasajeros duermen hasta que se despiertan para decir frases inconexas. Podríamos quitar personajes, poner personajes, quitar frases y poner frases y la película seguiría siendo la misma tomadura de pelo.

Supuestamente es una comedia, pero nada trabajada. El humor procede de tres azafatos haciendo de homosexuales, diciendo patochadas y luciendo pluma. Eso es todo. A veces cantan, a veces flirtean entre ellos, a veces se colocan y se supone que eso tiene que hacer gracia porque se le pone a Pedro en sus mismísimos. Quizá en los primeros años de la democracia ese humor pudiera funcionar por aquello de la novedad y el atrevimiento, pero hace ya algunas décadas que sacar mariquitas en pantalla dejó de ser suficiente para hacer reír. Y toda la película rezuma esa prepotencia de que hay que reirse porque lo dice Él, con silencios tras cada frase para que el espectador pueda, hipotéticamente, descojonarse sin miedo a perderse el comienzo de la siguiente escena… lo que, dado que es prácticamente imposible reírse, genera una arritmia desesperante y una sensación de irrealidad, de comedia fallida, como cuando el típico cuñado plasta tiene un día malo y no deja de contar chistes y anécdotas que sólo consigue, alguna sonrisa forzada, silencios incómodos y alguna tosecilla.

De lo único que puede presumir Almodóvar es de haber reunido a todos, o casi todos, los actores que eran alguien en el cine español en ese momento. Pero a la mayoría, a los más veteranos, se les ve rígidos, envarados, conscientes de que sueltan frases sin recorrido y como que están saldando viejas deudas con su antiguo mentor. Ese es el punto: más que actuar, más que interpretar, están pagando favores de sus comienzos. Los más jóvenes sí tienen el vigor y el entusiasmo de quienes están cumpliendo un sueño (o un hito en sus carreras), pero sus diálogos son igual de escuetos y sin sentido.

En lo puramente técnico, “Los amantes pasajeros” es una mala comedia y una mala película. A lo mejor se podrían salvar detalles sueltos como la fotografía, el vestuario o el sonido, pero no tiene rumbo ni intención de contar nada. Es solamente el fruto del rencor, de las ganas de llamar la atención haciendo ver puede hacer la mierda que quiera y que la crítica profesional dirá que huele a flores. Que puede poner en pantalla lo que se le antoje y el público pagará por verlo. Que puede chasquear los dedos y todas las estrellas del cine se darán de bofetadas por el papel que Él quiera darles.

Y lo mejor es que puedo decir sin miedo a equivocarme que el mérito de esta tontería es única y exclusivamente suyo, de Pedro. Nivel de truño: truño rencoroso. Afortunadamente, fue tal el fracaso a todos los niveles que Almodóvar tomó nota y dejó de hacer esta clase de cine, se tomó su tiempo para reflexionar, dejar de exigir casito y volver con su cine de siempre.
OsitoF
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