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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
7
Musical. Comedia. Drama Adaptación cinematográfica del musical homónimo de Broadway. Los Ángeles, 1987. Un aspirante a roquero y una chica que trabajan en el mismo club se enamoran y tratan de impedir que el local caiga en manos de unos empresarios que quieren demolerlo. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No simpatizo especialmente con el género musical y, aunque no puedo mostrar otra cosa más que intolerancia hacia esa modalidad pseudo-operística en la que la totalidad de la acción discurre de manera cantada, sí puedo ser permisivo con el formato ‘cantus-interruptus’ en el que la película es aparentemente normal y los personajes ocasionalmente se arrancan a cantar. Ni me entusiasma, ni termino de verle la gracia, pero puedo soportarlo, por lo que es una suerte que “Rock of Ages” pertenezca a esta categoría.

En realidad, creo que lo que no entiendo es que se exporte a la gran pantalla un modelo que a lo mejor sí puede tener sentido en el formato teatral, como una especie de concierto con argumento entre canción y canción. De hecho, cuando las canciones son originales y creadas a propósito para la obra, puedo reconocer que hay ahí mucho trabajo y mucho mérito. Incluso cuando el programa musical se compone de canciones conocidas, ya sea como recopilatorio de una época o como repertorio de un grupo concreto (“Mamma mia”, “Hoy no me puedo levantar”...) puedo entender la gente que va al teatro a revivir buenos momentos y recrearse en la nostalgia de buenos tiempos pasados. Y precisamente por eso, insisto, no veo lo que aporta contar lo mismo en un formato cine que, claramente, carece de la faceta sentimental o de la interacción que hay en el teatro.

Dicho todo ésto y dejando claro que el género no me interesa, “Rock of ages” cumple. ¿Con qué cumple? Pues no sabría decirlo exactamente, pero ofrece una excusa para repasar los grandes clásicos del rock de los setenta y ochenta que demuestran por qué son eternos e imperecederos incluso en boca de actores de renombre como Alec Baldwin, Catherine Z. Jones o Tom Cruise y de no tan renombre (como los protagonistas). Claramente, su potente banda sonora sostiene un guion que, a todas luces, no da más muestras de genialidad que las justas para identificar que ‘Don’t Stop Believin’, de Journey, le va bien a la introducción de los personajes protagonistas (una chica de pueblo que busca fortuna en la ciudad y un chico que aspira a vivir de su música), que ‘Every Rose has its thorn’, de Poison, le va bien a una escena de desengaño y otras asociaciones obvias del estilo. Para todo lo demás el guion no pasa de competente en una trama que, a pesar de ser linealmente simple y recorrer el esperado camino de la previsibilidad, sí proporciona momentos divertidos y situaciones en la que insertar la canción esperada.

El balance final es positivo. Que la crítica profesional la pusiera verde mientras encumbraba pastelones como “Mamma mía” me sigue resultando un misterio que sólo puede intuir que tenga que ver con los padrinos de una y de otra. Sus desconocidos protagonistas (unos tales Julianne Hough y Diego Boneta) son bastante anodinos, pero la obra es totalmente coral y evita cargarles con un peso de la película muy repartido entre muchos secundarios de renombre. Con unos arreglos apropiados para que las canciones queden a su nivel sin profanar el espíritu de las obras maestras, los pasajes musicales se integran en la trama con bastante naturalidad, por lo que la película se puede seguir sin bajones. No sé, yo creo que está entretenida.
OsitoF
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