Justo hoy, Gina Carano, protagonista de “Indomable” y uno de los referentes femeninos del cine de acción, es noticia porque tras brillar con luz propia en la serie “The Mandalorian” de Disney+, ha sido despedida de la serie (y de la cadena y de los grandes estudios, me temo) por quejarse del trato que recibes en EEUU si declaras abiertamente que eres partidario de Trump. Es verdad que sus, realistas o no, sus comentarios tuvieron la torpeza y poca delicadeza de establecer comparaciones con las persecuciones de los judíos en la Alemania de Hitler, lo que (para mí) debería ser siempre motivo de sanción, independientemente de lo que se pretenda expresar y de quién lo exprese. El Holocausto fue la mayor vergüenza del género humano y es imposible utilizarlo como referencia sin caer en la trivialización. Pero una cosa es un tirón de orejas tras retractarse y otra matarla profesionalmente, especialmente cuando hay pocas dudas de que la cosa no hubiese pasado a mayores si las mismas declaraciones las hubiera hecho con el enfoque contrario, alineado con el ideario demócrata.

Los ataques a la libertad empiezan por pequeñas cosas, pero tampoco me voy a venir arriba diciendo que el cine pierde a la nueva Sarah Bernhardt, pero Carano, consciente de sus limitaciones, se había hecho un hueco en la industria a base de saber elegir unos papeles en los que sacar el máximo partido a sus puntos fuertes: un rostro razonablemente atractivo, una moderada expresividad interpretativa y un gran dominio de las artes marciales mixtas. En “Indomable”, Steven Soderbergh le pone a dar la réplica a Antonio Banderas, Michael Douglas, Ewan MacGregor, Channing Tatum o Michael Fassbender y no desentona. Dice sus frases con solvencia, pone las miradas que hay que poner y reparte estopa, mucha estopa, de todas las clases y colores, con unas coreografías muy trabajadas para dotar a la acción de credibilidad. Tanto las peleas, como las persecuciones, como los tiroteos, están muy bien orquestados para evitar la sensación de inmunidad a las balas y a los golpes que suelen lastrar este tipo de películas cuando vemos al protagonista acabando con treinta chinos mediante tres patadas voladoras o con cincuenta rusos disparando sin mirar.

Poco dado a la acción pura, Steven Soderbergh se revela como un buen artífice de escenas que son pura adrenalina, buscando enfoques poco trillados y logrando algunas secuencias realmente novedosas. En conjunto, con “Indomable” le queda un thriller de acción con subtramas geopolíticas muy interesante, de los que gustan tanto en el fondo como en la forma. Quizá uno de los mayores méritos de la película sea la habilidad para repartir minutos entre un reparto de tanto lustre consiguiendo que todos sean protagonistas por un rato, sin el habitual efecto secundario de que uno o dos personajes se queden simplemente como reclamo o como cameo. Entre el buen hacer de unos y el carisma de otros, empatizamos con Carano y vemos como normal su habilidad para salir una y otra vez de impensables atolladeros.

Buena factura técnica, mucho equilibrio entre lo que es acción e intriga y muy buen ritmo. La película alcanza rápidamente una intensidad de crucero y la mantiene sin altibajos hasta el final. Es verdad que no hay muchas sorpresas, pero nos devuelve a una clase de cine de entretenimiento inteligente y disfrutable que pensábamos extintohace décadas. Esperemos que GIna Carano siga formando parte de él en el futuro. Le toca demostrar en la vida real que es tan indomable como en la ficción.