Más que mala, decepcionante. Con un presupuesto más que respetable y un reparto de verdadero lujo, era de esperar de “Ganster Squad” una cinta más en la línea del cine negro moderno que propuso “L.A. Confidential” que del de “Mulholland Falls (La brigada del sombrero)”, otra fallida película moderna de mafiosos vintage con la que comparte muchos defectos, fundamentalmente su narrativa espesa y su perceptible falta de química entre protagonistas famosos.

Posiblemente, no sea mala en sí misma, pero si por las expectativas que despierta en cualquiera que vea la ficha técnica. Con los recursos a su alcance, asusta pensar qué truño habría salido con el presupuesto de cualquier película española o, a la inversa, qué joya hubiese podido hacer alguien con más talento. Su estelar reparto es desaprovechado por un libreto en el que cada papel parece haber sido obra de un guionista sin contacto con el resto y que, al final, ha entregado su trabajo de manera anónima por debajo de una puerta. A lo poco pulido que resulta el guion como conjunto se une la sensación de que no ha habido ensayos en conjunto. Las frases se intercambian por puro automatismo, sin un mínimo de intensidad ni de reacción a lo que te acaban de decir. Tampoco hay cohesión entre los elementos de la escena: es habitual que un tío hable con otro mientras los demás hacen como que la cosa no va con ellos hasta que les toca su frase, van mecánicamente a su marca, la sueltan y vuelven a las sombras. No hay química ni entre compañeros ni supuestos entre amantes, todos parecen enfadados entre sí, como pensando en preguntar a sus representantes si aquel cobra más que yo o si su papel luce lo suficiente.

El montaje tampoco es capaz de ofrecer una narración fluida. La misma falta de coherencia de las escenas individuales se aprecia en un conjunto donde se salta de un lugar a otro, de un momento a otro sin más elementos de transición que la sucesión temporal entre eventos en la que, continuamente, parece que han escamoteado escenas intermedias. El espectador asiste a una reunión de mafiosos, a un tiroteo, a un juicio, a una cena romántica sin que nadie le explique cómo ha llegado fulanito a tal sitio o de dónde ha salido menganita. Sólo la ambientación está a la altura, pero es que sólo jodería no ser capaz de escenificar en Hollywood la ciudad de Los Ángeles de los años veinte.

Además de decepcionante, aburrida e incómoda de ver. A años luz de “Los intocables”.