Es complicado poner etiquetas a “Mamá y papá”. ¿Terror cómico? ¿Comedia negra extrema? ¿Parodia del cine apocalíptico? ¿Batiburrillo random de flashbacks? ¿Proyecto de reinserción laboral de estrellas venidas a menos? ¿Violencia gamberra?

No sé. Sea como sea, ni es una película seria ni está hecha para tomársela en serio. Es cierto que hay un cierto respeto por las normas y se han tomado la molestia de dotar a la película de algún tipo de estructura con algo parecido a una introducción, algo que podríamos considerar un nudo y la mitad de un desenlace. Pero en todo lo demás, “Mamá y papá” tiene más de proyecto fin de carrera de la Licenciatura de Ciencias de la Cinematografía que de película comercial. La ambientación y el uso de la cámara es el que se puede encontrar en cualquier telefilm. Sólo hay dos personajes (mamá y papá) que tienen cierta base y están construidos con cierta consistencia, el resto simplemente reaccionan como insectos a los estímulos primarios de un guión hecho a trompicones.

No hay que darle muchas vueltas. Se puede pasar un buen rato si se ve con generosidad o con un grupo de amigos cachondos - preferiblemente con algo de beber a mano - con ganas de sacarle fallos a las continuas inconsistencias, casualidades, escenas que no vienen a cuento y, sobre todo, a una ¿interpretación? absolutamente pasadísima de Nicholas Cage, como si hubera dicho “vale, acepto hacer la peli por el SMI, pero me tienes que dejar que haga lo que me brote” y se dedica a sacar a pasear ABSOLUTAMENTE TODO su repertorio de muecas, gritos y miradas de loco. Pero todo-todo. Y todo el rato, independientemente del contexto. ¿Que si exagero? Joder, comparado con esto, su papel en “Ojos de serpiente” se puede calificar de ‘contenido’ y ‘moderado’.

Como película, floja. Muy floja. Juega a que entres en su juego de complicidad y hay que irse a elementos externos, extracinematográfcos para querer encontrarle la gracia.