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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
5
Drama En la Coney Island de la década de los 50, el joven Mickey Rubin (Timberlake), un apuesto salvavidas del parque de atracciones que quiere ser escritor, cuenta la historia de Humpty (Jim Belushi), operador del carrusel del parque, y de su esposa Ginny (Winslet), una actriz con un carácter sumamente volátil que trabaja como camarera. Ginny y Humpty pasan por una crisis porque además él tiene un problema con el alcohol, y por si fuera poco ... [+]
10 de septiembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho mucho tiempo... En un país muy lejano... Me fijé en un hombrecillo que salía en dos películas fruto de aquella época efervescente y rompedora, segunda mitad de los años 60: ¿Qué tal, pussycat? y Casino Royale. Aquel tipo tenía la virtud de provocar mis carcajadas en cuanto asomaba a la pantalla. Se llamaba Woody Allen. Después, dirigió su primera película, Toma el dinero y corre, y comenzó entre nosotros una historia de amor que se prolonga hasta nuestros días. Como toda historia de amor larga, ha tenido sus altibajos, alguna discusión subida de tono a propósito de Sombras y niebla, por ejemplo, Acordes y desacuerdos, incluso un conato de ruptura cuando rodó una cosa tan insulsa, estúpida y desmotivada como Vicky Cristina Barcelona, que encima le reportó un muy poco merecido Oscar a Pe. Nos reconciliamos con Midnight in Paris, y hemos ido tirando impulsados por nuestro amor.
Wonder Wheel no me ha gustado. Espero que no sea su última película, sé que tiene rodada A Rainy Day in New York, pero vaya usted a saber si consigue distribución, por culpa de esa histérica insufrible, la Farrow, y el hijo biológico de ambos. Vamos, eso dicen, porque yo nunca había visto un hijo biológico de alguien tan asombrosamente parecido a Frank Sinatra, Pero volvamos con la película.
Wonder Wheel se me antoja impostada, falsa por los cuatro costados, indigna de su autor. Por una vez, abandona su clase media-alta para adentrarse en eso que llaman la White Trash, la basura blanca, ese segmento significativo de población estadounidense cutre salchichero, pobre de mente y espíritu, que arrastra su cochambrosa vida por cochambrosos entornos. Muy buena la recreación de Coney Island, muy lujosa la fotografía de Vittorio Storaro, con colorido especial para cada personaje, pero guión de poca sustancia y teatral en exceso. Winslet está bien, algo normal, James Belushi sorprende con un papel alejado de sus payasadas habituales, Juno Temple correctita, y Justin Timberlake... Pasaba por allí.
Sólo espero que, a pesar de sus casi 83 años, el autor de Manhattan nos siga deparando sorpresas. Yo creo en ti, Woody.
Eduardo
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