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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Thriller. Drama Laura viaja con su familia desde Buenos Aires a su pueblo natal, en España, para asistir a la boda de su hermana. Lo que iba a ser una breve visita familiar se verá trastocada por unos acontecimientos imprevistos, que sacudirán las vidas de los implicados. (FILMAFFINITY)
13 de junio de 2019
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Asghar Farhadi es un multipremiado realizador iraní, mimado por la crítica y los festivales, de quien no he tenido el gusto de ver sus grandes obras maestras, o eso dicen. Recaló en España para rodar un culebrón, perdón, un dramón rural que transcurre en la España profunda, tal vez porque el Irán profundo se le parece, cosa que ignoro. A tenor de lo visto, no entiendo tantas alharacas. La historia es, en apariencia, sencilla. Una mujer (Pe, en plan Sophia Loren) vuelve a su pueblo desde la Argentina sin su marido, pero con sus dos hijos, con el fin de asistir a la boda de su hermana. Allí se reencuentra con su antiguo amor (Bardem, sobrio) y el resto del clan familiar. Durante el festorrio, la hija desaparece y reciben mensajes amenazadores en el móvil acerca de que ha sido secuestrada y exigen un rescate. Como consecuencia, aparece el marido (Darín, contenido), un meapilas de mucho cuidado, y este suceso, que habría podido unir más a la familia, empieza a desvelar odios, antagonismos y recelos largamente alimentados. Mientras se procede a la búsqueda de la adolescente, y se planifica una labor de investigación paralela, se van revelando mentiras, verdades a medias y otras lindezas propias de un culebrón venezolano. Farhadi capta bien el ambiente cerrado, hostil, endogámico donde transcurre la acción, pero la historia se alarga como un chicle, dilatando el metraje de la cinta, y el interés va decayendo poco a poco, hasta un final curiosito que no pienso revelar. Película coral, se apoya en el trabajo de los actores, con un elenco de secundarios que incluye al siempre fiable Eduard Fernández y a Bárbara Lennie, a quien un día temo encontrarme en la sopa (ya llevo tres seguidas), amén de una Inma Cuesta que cada día está mejor. Francamente, y dejando aparte la espléndida fotografía del veterano José Luis Alcaine, creo que Bardem, en sus buenos tiempos, lo habría hecho mucho mejor. En cualquier caso, un esfuerzo no desdeñable.
Eduardo
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