Roger Michell, cuyo mayor éxito taquillero es Notting Hill, emplea aquí una fórmula muy similar a la adoptada por Ventura Pons en Cola, Colita, Colassa: reúnes a varias mujeres de edad avanzada, famosas por su actividad cultural, plantas una cámara delante y las dejas largar sobre un tema pactado. En el caso de Pons la charla giraba alrededor de la fotógrafa Colita, en la que nos ocupa versa sobre la larga carrera de las cuatro implicadas. Luego recoges las horas de grabación, descartas, pegas, intercalas documentos gráficos sobre sus años mozos, y asunto solucionado. Barato y eficiente. Michell agrupa a cuatro monstruos sagrados de la escena y el cine británicos, que iniciaron su andadura hacia los años 50. Además, son amigas y cómplices, lo cual se nota en determinados momentos. Hablan de lo que les atañe, o sea, el cine y el teatro, pasan de puntillas sobre sus maridos, y se explayan sobre Laurence Olivier, con quien trabajaron las cuatro (aparte de que fue marido de Plowright), tal vez en exceso, y en definitiva es como ver a cuatro pacíficas ancianitas tomando el té de las cinco y rememorando tiempos mejores. No hay más. Es cuestión de dejarse llevar por la conversación y disfrutar con el sarcasmo y la ironía implacables de gente que está de vuelta de todo, y que sigue, y seguirá, en activo hasta que la Parca las llame. Por supuesto, a degustar en VOS sin otro objetivo que pasar un rato entretenido