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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Ciencia ficción. Fantástico. Aventuras Caesar, el simio que capitaneó la revuelta contra la raza humana, es un benévolo gobernante que fomenta la convivencia con los hombres, a pesar de la oposición del general Aldo (Akins), jefe militar de los simios. No obstante, los hombres que han sobrevivido a un holocausto nuclear son considerados ciudadanos de segunda clase. Caesar decide realizar un viaje a la "Ciudad Prohibida" con MacDonald (Austin Stoker) y el sabio Virgil (Paul ... [+]
1 de agosto de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El relato de un viejo simio articula la historia de esta última entrega de la saga original del Planeta de los Simios, dándole cierto aire melancólico y aleccionador, diferente al de sus predecesoras.
Parecería que no hay nada más que contar tras la creación de una nueva sociedad, pero sí queda algo que merece su debida atención: cómo sobrevive una sociedad.
Cómo crece, cómo se enfrenta a sus propios errores, e incluso cómo elige afrontarlos.

'Batalla por el Planeta de los Simios' tiene lugar varios años después de la revuelta simia: una nueva era se ha abierto para las respectivas especies dominantes del mundo, con los simios llevando el timón y los humanos como leales servidores, no demasiado oprimidos pero tampoco totalmente libres.
La voz del líder César habla con calma de buenos augürios y un brillante futuro por compartir, aunque también es verdad que las primeras grietas de su utopía perfecta se empiezan a ver en jóvenes que desprecian el valor de la enseñanza y adultos que sobrevaloran la importancia de la fuerza, ambos mostrando cierto desinterés por una Historia que nunca fue suya, sino de los humanos.
Pero el pueblo que no conoce su historia está obligado a repetirla, por más o menos animal que sea, tan solo por la maldición que supone tener inteligencia como para recordar lo que ya ha pasado.

El pasado pesa como una losa en diferentes represiones que todavía se practican con los humanos, pero también guarda misterios para César, en forma de unos padres que, se pregunta, quizá sabían más de cómo lograr un buen futuro porque provenían de él.
Así pues, el líder simio se encamina hacia la Ciudad Prohibida, triste reflejo arrasado de antiguas civilizaciones y doloroso ejemplo de nuestra ansia de destrucción, quizás también monumento de advertencia a próximas generaciones, donde moran los últimos grupos de humanos mutantes que no fueron arrasados por el cataclismo nuclear.
Y, como el pasado todavía puede doler, César y sus acompañantes acaban atrayendo a esos resentidos restos de humanidad hasta la ciudad simia, donde les espera el general Aldo, con las mismas ganas de sangre que ellos.

Algo significativo es la manera en la que se inicia el conflicto, simplemente con el líder mutante exclamando "ya hemos tenido suficiente aburrimiento", como si los humanos lleváramos en nuestra genética la necesidad de enfrentarnos continuamente, simplemente porque podemos.
No es algo exclusivamente humano, porque Aldo también guarda esa predisposición a la violencia, pero en última instancia también se juega con la posibilidad de que el general gorila haya sucumbido a impulsos humanos, y ya no sea tan simio como lo son sus semejantes.
Encima luego no son los violentos quienes sufren las consecuencias de sus actos, sino los más ajenos a ello, plantando la duda de si realmente la guerra se hace por la mayoría, o siempre se piensa desde una minoría.

¿Al final por qué se lucha?
Desde luego no por esposas que conocen el valor de la piedad, tampoco por hijos que no pueden disfrutar de una vida normal, ni por líderes que buscan convivencia.
Y, entonces, ¿para qué se lucha?
Una interesante pregunta que la evolución sigue intentando responder, pero para la que, tristemente, todavía no hay solución.

Quizá nunca la haya, quizá directamente no podamos alcanzarla.
Pero tratar de avanzar en su dirección ya es un paso lo suficientemente importante.
Charles
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