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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Drama Adaptación del musical homónimo, que ganó un premio Emmy. Narra la historia de cuatro jóvenes de Nueva Jersey que iban por mal camino hasta que se unieron para crear el icónico grupo musical The Four Seasons”, liderado por Frankie Valli. La historia de sus esfuerzos, disputas y triunfos va acompañada de las canciones que influyeron en toda una generación. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sería curioso preguntarle a Clint Eastwood que lugar ocupa en su cabeza este musical de Jersey.
A priori el menos indicado capitán de barco, logra hacer de la historia de los Four Seasons el testimonio de una época primero, y después la crónica de un (des)encanto.
Sigue jugando con sus reglas, pero da la impresión de que ha pensado antes en lo que quiere transmitir que en coronarse como realizador, y eso dice mucho de alguien que a estas alturas tiene poco que demostrar.

Empieza con Frankie Valli, pero también con Tommy DeVito, los chicos del barrio, de quienes ya sabemos su historia de cientos y cientos antes. Nacidos con la pesada carga de la casta italiana en la América de los 60, como dicen ellos, o se hacían grandes o morían en el barrio.
Y eligieron hacerse grandes, con nada, solo un puñado de canciones en el bolsillo y con muchas ganas de futuro por delante. Muy al contrario, se evita dar la idea de que ninguno de los Four Seasons tenía ambiciones elevadas o era poeta: solo eran chicos ganándose la vida y muy conscientes de su época.

Las canciones pesan, en el imaginario popular y en la trama, y mueven nuestra mente a los distintos altibajos emocionales del grupo, desde sus más altas cotas hasta sus menos brillantes logros.
Se esquiva la fama y los focos, porque el escenario está entre bambalinas, en la trastienda, ya hemos visto cómo cantan, veamos como su historia personal les hace cantar, para dejar atrás más de un bache del camino.

Que en el fondo cada uno no sepa que aporta o puede aportar al grupo también mueve la reflexión involuntaria: ¿de verdad creyeron en algún momento en quienes eran o fueron alzados por casi mera casualidad?
Los coqueteos de Franki con la mafia no se ocultan, gracias a un Christopher Walken muy medido y singular, por lo que puede uno pensar que allí estuvo el camino allanado, pero lo cierto es que solo resaltan lo realmente perdido que estuvo en su vida, padre ausente que no pudo ni intentar serlo, y deudor de sumas astronómicas por quien le había puesto en las ligas de grandes.

Lo bueno de tener a un perro viejo curtido en mil batallas como Clint es que esquiva como nadie el festival de palmadas en la espalda en el que se podría haber convertido, y solo deja lo único, lo esencial, que todos esos años de lo que parecían reproches eran una época dorada que siempre se recuerda como tal.
Y no dejo de darle las gracias de que en el momento en que sube la solemnidad y la importancia casi aturde, nos recuerde que todo surgió de la manera más inesperada, en la más completa de las soledades, bajo la luz de una farola.

Porque sí, todo el mundo lo recuerda como lo quiere recordar, pero habría que plantearse si de verdad no fue así.
Charles
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