Lo que me ha llevado a ver esta película es el título, en lugar de repelerme la rareza del enunciado del título ha hecho que no me lo pensara. Eso y, como siempre, el atractivo de tratarse de una película poco conocida, de serie B, y aunque para mí la ciencia ficción nunca ha sido un género al que acuda sin pensarlo, tenía la esperanza de encontrarme con algo interesante, tal vez una de esas creaciones originales que han quedado olvidadas y que muy de tanto en tanto encontramos quienes buscamos. No ha sido así, no es una gran película, y eso pese al buen arranque que tiene. Prácticamente el único actor durante la mayor parte de la película hace un papel esforzado pero bien digno, no es ni mucho menos lo peor. La situación, la idea, es muy buena, un único superviviente (sin contar al mono) y ante sí un planeta inmenso en el que intentar sobrevivir. A partir de ahí hasta el final se suceden una serie de despropósitos que no creo que sea ni aceptable para los muy seguidores del género.

No todo es bueno por mucha voluntad que se le ponga, cuando una película recurre a tantos disparates no podemos alegar exceso de imaginación, porque esto mismo, la imaginación, puede ser también buena o mala, y en este caso no puedo hacer otra cosa que censurarla. También opino que en esa época había más recursos, y no hablo del presupuesto, para ofrecer mejores efectos especiales. No entraré en detalles porque no hace falta, irse a las cuevas, respirar o no, encontrarse a un compañero nativo, el final... Para ver bien esta película hay que ser demasiado indulgente y eso a veces, como en este caso, no es posible para mí.