Si quisiera abordar estos temas en serio optaría por leer a Unamuno, Schopenhauer o Nietzsche... o visitaría al párroco de mi barrio por primera vez en mi vida para preguntar por Dios. Y lo cierto es que no tengo pensado hacer nada de eso. Las recomendaciones de FA me han puesto "El séptimo sello" ante mí con un Bergman al que le dedico mi tiempo por tercera vez. El realizador sueco realiza su reflexión sobre la muerte situándonos en la edad media y no aporta nada nuevo, nada que en el siglo actual no sepamos todavía, es decir, no sabemos nada y todo son actos de fe muy personales. Ofrece todas las soluciones posibles a través de sus personajes, es como enseñar toda la baraja, o el abanico posible: cómo vivir la vida en función de ese final inesquivable para todos y las ideas del después, la inmortalidad del alma, la creencia sólo en lo material, etc.

Vamos, que bien pensado puede pensarse que es un coñazo. Sin embargo a excepción de la última escena, esa visita estúpida de la muerte en el castillo, el deambular del protagonista por su tierra tiene su gracia. La procesión de los apestados con esas cruces inmensas y el ambiente recreado en general es destacable.