Hace falta en el cine contemporáneo más buenas ideas como la sencilla vuelta de tuerca en la vida de cualquier ser humano que tiene lugar en "Vidas pasadas". Cuando la cámara deja de temblar y se invierte más presupuesto en un buen equipo de guionistas el cine avanza, sea en Corea del sur o en la Meca del cine, en cuanto el dinero deja de ir orientado (al menos en su mayoría) a los píxeles y los efectos especiales, en mi opinión, todos acabamos ganando.

Si lo piensas, todos podemos ser él o ella. De pequeños nos separa nuestra familia. Las dudas te corroen porque lo que ese camino te iba a ofrecer dejó de ser una opción, sabemos que teníamos ganas de seguir por ahí pero no pudo ser. De joven todo es descubrir, y piensas, te quedas frustrado y dolido, con esa duda de qué habría pasado. Todo normal. Hay que echarle valor para cruzarte el planeta por un condicional. Ella lo acepta también. Te hacen pensar y dudar: ¿habrías hecho tú lo mismo?; veintipico años después, ¿vale la pena intentarlo?; ¿por qué no?

La bomba atómica, la bomba H y ese pedazo de la historia de los yankees se llevó toda la gloria de las estatuillas de Hollywood, pero "Vidas pasadas" te ofrece una ventana a un cine que se ve poco, el que te identifica con lo que ves, el cine que hace que pienses en lo que harías si te hubieses visto en una situación como la que se encuentran los dos protagonistas coreanos...