Muchos años después puedo decir que me merezco dos ostias bien dadas porque me hubiera encantado verla entonces y no ahora. ¿A quién le importará ahora nada de lo que piense de esta peliculita made in Hollywood?; ¿quién se detiene ahora y gasta su tiempo en conocer a Eli?; porque resulta que, con razón, ya todos se han olvidado de Eli y su mensaje que, queda claro, es pura apología de la fe cristiana y su moral presuntuosamente correcta, occidental e infalible. Creo que es absurdo, o debería serlo, incluso para quien posee esa fe cristiana de la cual se hace apología sin miramientos, puesto que elimina sin complejos cualquier otra opción personal. O grupal. Porque no hay más Dios que el de ellos...

Me alargo y es innecesario...

Ya nadie habla de Eli, y no me extraña, las risas que me hubiera dado de haber estado en la cresta de la ola...

Las escenas de acción de forma individual son buenas, eso es indiscutible. Denzel Washington se metió aquí porque él quiso, nadie le obligó. Pero el mensaje es tan bochornoso que aunque funcione la mezcla entre western y futuro postapocalíptico hay que gritar basta. Dos buenas ostias me merezco por haberme metido aquí tan tarde. ¿Gasolina?; ¿agua?; ¿medicinas?, ¿agricultura?; ¿de qué vais?; dame la fe y lo demás ya llegará...