Contundente película sobre las consecuencias de la guerra. Algunos creerán que es una más y que no aporta nada nuevo, porque Vietnam es territorio muy trillado y es complicado encontrar aportaciones nuevas. Para mí lo que hace que sea notable "El regreso" es el personaje de Voight, cuya evolución es clave para que el espectador reciba a base de bofetadas el mensaje de la película. Él es el vértice de un triángulo amoroso en una retaguardia plagada de tristeza y de miseria, soledades, amputaciones, locura, frustración y finalmente un poco de esperanza.

Todos sabemos que la guerra es muy perra, un sinsentido que arruina vidas, un disparate que el ser humano se empeña en repetir y repetir. Y todos sabemos, ya dentro del cine, que es un tema que ha empujado a muchos directores a realizar sus mejores películas. "El regreso" es bélica aunque no veamos la línea del frente, por ello me gusta más, porque demuestra que no es necesario recurrir a las explosiones y a las muertes para ser crudo y bárbaro. Es suficiente con mostrar las consecuencias físicas y psicológicas de quienes pisaron Vietnam para demostrar que aquello fue un error, que fue absurdo, una catástrofe, que querer ser un héroe para tu país es patético y ridículo.

Las primeras escenas de los heridos de guerra es una gran presentación, pero mejor es lo que va después. La historia fluye, es evidente que por el camino del drama, aunque haya amor, aunque surja un sentimiento sincero entre un lisiado de guerra y la mujer de un oficial. Amor verdadero, desde luego, al menos yo me lo creo, más por culpa de él y esa evolución que mencionaba, pero amor sincero.

Yo digo no a la guerra y sí a "El regreso"; ir allá y volver para esto, que todo haya acabado: pobre Bruce Dern, pobre Fonda, pobre Voight...