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España España · Las Palmas
Voto de Oscar:
4
Drama Narra una serie de reencuentros en la vida de Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso. Algunos de ellos físicos, y otros recordados, como su infancia en los años 60, cuando emigró con sus padres a Paterna, un pueblo de Valencia, en busca de prosperidad, así como el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los 80, el dolor de la ruptura de este amor cuando todavía estaba vivo y palpitante, la escritura como única ... [+]
3 de diciembre de 2019
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo lo vibrantes, apasionadas, exóticas y entretenidas que han sido siempre las películas de Pedro Almodovar, sorprende el mutismo y la falta de fluidez narrativa de esta película. Una película que más allá de ver las enfermedades y adicciones del protagonistas, no hay nada más.

Se trata de una película autobiográfica del propio Almodovar escondido bajo el personaje de Salvador, en donde nos cuenta sus múltiples enfermedades mentales y físicas y su adición a la cocaína. También interesante resulta el complejo de culpabilidad de que nunca fue un buen hijo para su madre, nunca el hijo que su madre hubiera deseado. Una sensación de que no ha sido un buen hijo que le ha acompañado durante toda su vida.

La impresión que da es que esta película hubiera sido una excelente novela o autobiografía. Pero como película no funciona. Aunque ya solo por el hecho de ser dirigida por Almodovar, aunque sea una mala película, recibirá múltiples nominaciones y premios y se hablará bien de ella.

Lo mejor de la película es la cuidada ambientación y la interpretación de Antonio Banderas, que aquí se enfrenta a un personaje complejo y su manera de estar y relacionarse y el actor logra portentosamente simular muchos de los gestos y amaneramientos de Pedro Almodovar. También las escenas de la infancia, que resultan lo mas gratificante por su puesta en escena. La historia de un niño con inquietudes culturales en un ambiente de analfabetismo resulta un buen contraste bien llevado a escena.

Todas las escenas de adulto carecen de fluidez narrativa. La película queda estancada en los padecimientos y adicciones de Almodovar bajo su personaje de Salvador. La película es como una catarsis personal de echar fuera los fantasmas interiores, los complejos y las adicciones a las drogas. Pero una catarsis que estaría bien en un psicólogo o psiquiatra, pero que como guion no llega a un argumento cohrente, entretenido ni cinematográfico.
Oscar
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