Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
8
Terror Un hombre puede comunicarse con los espíritus y uno de ellos le dice que el alma de su hija está en peligro porque un demonio quiere destruirla. (FILMAFFINITY)
14 de noviembre de 2018
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: la deriva de la película (exactamente a partir del ecuador) hacia una controvertida e inesperada vertiente, y es que la arriesgada labor de realización del autor en este su debut detrás de las cámaras en un largometraje se traduce en la patente de un producto más que notable sin apenas localizaciones ni recursos (paradas de autobús, bañeras de lavabo y ventanas de habitación son los elementos más destacables), sorprendiendo sobremanera de por sí y más aún si se procede al visionado sin conocer nada del mismo; la primera (las siguientes también pero en menor medida) secuencia del circo (qué gran oración la que versa “todo artista necesita su público”) sostiene por sí sola la trama al revelar el origen sensitivo del dotado con dicha cualidad (la confesión de “percibimos frecuencias como la radio” es tan oportuna como la comparación de los sujetos con el azúcar y la sal, aparentemente idénticos pero sumamente diferentes en esencia) cuando bordea el suicidio para comenzar a salvar las almas buenas y condenar las malas, reafirmando y consagrando la cinta dentro del siempre preciso subgénero de culto al tiempo que considerarla la versión ultravigorosa de El sexto sentido (con matices de El exorcista) se antoja muy acertado (qué gran verdad que “las personas especiales nacen para sacrificarse”); el guión, que horroriza e inquieta sin remedio, se desarrolla sin respetuosas concesiones ni absurdos diálogos (de hecho ni una sola palabra se pronuncia hasta bien avanzado el minuto doce) para evidenciar que cada cual obtiene su merecido, de una forma u otra, por los actos que comete y que sus demonios (tal vez explícitos) le perseguirán hasta darle caza y ajusticiarle en un destino, valga la redundancia, equitativo (esa misteriosa fuerza superior a la que cualquiera implora ante grandes adversidades se despliega hasta humanizarla), tratándose de una lección de vida a raíz, aunque parezca contradictorio (nada más lejos de la realidad), de la muy temida muerte.

Lo peor: la relación paternofilial (que en ningún caso es tal sanguíneamente) se limita a una educación capital e imaginaria, suscitada por una acción claramente ilegal disfrazada de forzosa protección cuya impunidad resulta tan alarmante como la proeza de que un difunto caiga al suelo desde cierta altura manteniendo la postura en todo momento como, en efecto, se observa en una de las escenas más rudas de todas; la aceptación de un contrato de sospechosa naturaleza (tal es así que cobro, explicación y ejecución son en diferido) por parte de alguien que, teóricamente, es considerado el mejor en su sector, concretamente el asesino en serie más apático y despiadado del mundo (“era tirador y ahora trabajo con carne” y “odio a la gente” son algunas de las lindezas con las que alardea), algo totalmente discordante; la relación lésbica plasmada tiene tan poca cabida como el vídeo de presentación del sicario anteriormente aludido, el cual destila violencia sin otro particular que el de herir sensibilidades.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow