El cine español no cuenta con un gran catálogo de películas con/sobre robots, contando hasta no hace mucho sólo con alguna excepción de serie B y poco más, parecía que la cosa iba a cambiar con la llegada de la muy interesante “Eva” de Kike Maíllo en 2011, pero hemos tenido que esperar tres años hasta la llegada de “Autómata”. Si la anterior obra tenía a “I.A” de Spielberg como modelo, las comparaciones de ésta con “Yo, Robot” de Alex Proyas son inevitables: Especialmente destacables los dos protocolos, que son el eje central de la trama, están claramente inspirados en las leyes de la robótica de la obra de Isaac Asimov; pero también es bastante curiosa la similitud entre los diseños de ambos robots y de los personajes centrales, encarnados por Antonio Banderas y Will Smith respectivamente, tanto en el carácter como en la indumentaria.

La historia cuenta con un buen punto de partida, nada excepcionalmente original, pero realmente jugoso. Pero desgraciadamente, no se ha sabido aprovechar, y la trama se va hundiendo en lo predecible y en el sinsentido, hasta desembocar en un clímax realmente lamentable. En contra partida, nos encontramos un aspecto técnico y visual muy cuidado (no es de extrañar que sus cuatro nominaciones a los Goya hayan ido en este camino), donde destacan la fotografía, pero especialmente los robots; sin duda alguna, un gran acierto la idea de crearlos físicamente en lugar de digitalmente; ya que algunos de los decorados que sí están recreados de esta manera dan el cante, especialmente si se compara con las grandes superproducciones de Hollywood; pero la sensación general es que el limitado presupuesto está muy bien empleado; otra cosa aparte es que la historia que se cuente esté a la altura o no.

Uno de los alicientes de esta obra se encuentra en la presencia de una estrella internacional como Antonio Banderas, que también ha ejercido de productor de la película. Lo cierto es que cumple con su papel, tampoco se le puede pedir mucho más con un personaje lineal con el que resulta difícil sentir empatía; que aunque cuente con algún que otro matiz que podría haber llegado a ser interesante, la nula profundidad que el guión les da, hace que se vuelvan inexistentes. Por otro lado, las actuaciones secundarias son directamente olvidables, dignas de cualquier obra de serie B, lo que no ayuda en absoluto la sensación global de la obra.

Más que de una mala película, “Autómata” se trata de una oportunidad desperdiciada. Donde destaca un comienzo muy prometedor, mención especial a los créditos iniciales donde se narra parte de la historia de ese mundo distópico a través de imágenes. Con un guión más original, complejo y mejor construido, estaríamos ante una obra realmente estimable; ya que la mayoría de sus fallos se encuentran ahí. En resumen, es una película irregular, y la sensación que dejará en el espectador se verá afectada por la atención o la importancia que le dé, respectivamente, a sus defectos o a sus virtudes.