Scottie ve morir a un compañero por su culpa, por culpa del maldito vértigo y desde entonces es un hombre tranquilo, resignado a una vida sencilla, sin contratiempos ni emociones de ningún tipo... Así las cosas va a la cita de un viejo amigo y acepta el trabajo más tranquilo que le podrían ofrecer: seguir a una hermosa mujer que tal vez, quizás, a lo mejor... se esté trastornando.

De entrada, quien se trastorna es el bueno de Scottie que deambula tras Kim Novak guiado por un guión preciosista y una banda sonora preciosa: todas las joyas del celuloide se congregan aquí para la historia de amor más terrible y fascinante de todos los tiempos.

Y el prodigioso mago del cine, don Alfred "Hitch" se lo pasa bomba vistiendo y desvistiendo, mostrando y acariciando (siempre con la sugerente moderación de la época) a una de las más bellas e impactantes mujeres del séptimo arte.

Hacía mucho tiempo que no veía esta película cuando entré en un pase de la filmoteca de Madrid, una vez dentro me enteré que se había estropeado el mecanismo de los subtítulos y la pasaban en versión original. Me quedé pensando que al rato no aguantaría y me iría... Pero no, me quedé hasta el final embobado con una historia que recordaba vagamente pero que me cautivaba con el poder de sus imágenes... Es arte cinematográfico en estado puro: diálogos precisos y un viaje más sensorial y emocional que hablado: obra maestra absoluta de las que mejoran con el tiempo.