Conocer la historia detrás de Linda Lovelace, protagonista de la icónica cinta pornográfica 'Garganta Profunda' (1972) es más que realizar un recorrido biográfico. Se trata de otros tiempos, otros parámetros en los que a ratos cuesta adentrarse pero que son retratados con particular detallismo.

Tanto Rob Epstein como Jeffrey Friedman optan por enganchar al público de 'Lovelace' (2013) con una representación biográfica típica; ágil, con saltos de años hilados en los momentos más representativos y esperables. Sin embargo, posteriormente utilizando los quiebres temporales dan un giro hacia la otra historia, la del drama y oscuridad de una relación viciada y de sometimiento que es el verdadero corazón de la cinta.

Quizás ese paso en falso que posterga el real aporte de esta película es el pecado mayor de los realizadores. Cada salto es innecesario y distrae del real sentido de la biografía de Linda Lovelace, donde al margen de los contrasentidos, Amanda Seyfried está muy a la altura de lo que se espera e independiente del errado o titubeante enfoque de los responsables del film.

Si algo podría atenuar las culpas es que la dualidad de los enfoques público/privado ayuda a entender la falta de intervención o ayuda que necesitó Linda Lovelace para respirar en su calvario. Mención también para la ambientación de época -muy bien lograda- y el desempeño de los roles secundarios (con una Sharon Stone irreconocible).

'Lovelace' es una película que pudo ser mejor, eso es indudable, más aún si las temáticas que aborda son para adultos pero eso no se ve reflejado en el desglose y relato de los hechos que se quiere contar. Siendo para mayores de 18 años, la apuesta debió ser asumida como tal y no ser expuesta como una historia más de esas que se oyen todos los días.

Recomendación:
Vale por las actuaciones y lo desconocido de la historia, pero el enfoque peca de poco ambicioso.