Hoy en día, en este tipo de películas de animales que quieren saciar su apetito, está todo más o menos visto. El pretexto, en este caso, es un huracan de categoría 5 que está arrasando todo y claro, haber que pasa con una joven nadadora y su padre que se han metido en una zona propensa para la aparición de algún que otro caimán.
Alexandre Aja es un director que me satisfizo en "Las colinas tienen ojos", aunque no lo hizo tanto en "Alta tensión".
Su labor en esta película es mostrarnos con una excelente dirección, el hecho de que cuando parece que se va acabar la pesadilla de un padre y una hija, vuelven a tener que enfrentarse a un medio hostil.

Al film le falta todo tipo de credibilidad. Existen varios aspectos -uno de ellos sobretodo- que provocan risa. Sin embargo, es un producto absorbente, en especial para aquellos a los que les gusten las emociones fuertes. Consigue mantener el pulso con una tensión fantástica. A ello se une una buena actuación de Kaya Scoledario, que recuerda el pasado con su padre, aunque en la vertiente dramática la película no ahonda demasiado.
Las dosis de sangre están servidas, con el bocado a un brazo de la chica, varios personajes devorados por estos caimanes y la sensación de claustrofobia con las aguas a punto de ahogar al padre a quien la hija le tiene que practicar el boca a boca, entre otras escenas.
Y ahora en spoiler diré una cosa que me ha resultado chirriante, aunque me lo tome a risa.